Un mirador de tierra con forma de Culebrón, del tamaño de una cancha de fútbol profesional y de seis metros de altura, contiene toneladas de desperdicios en su interior y simboliza el fin de un basural y el renacimiento del Humedal El Culebrón en Coquimbo como un aula abierta al aprendizaje. Esto es parte de un trabajo alrededor de un año que tanto vecinos del sector Baquedano de Coquimbo, establecimientos educacionales y empresas privadas del puerto, junto a la Municipalidad de Coquimbo y el centro científico CEAZA efectuaron para poner en valor y recuperar parte de ese entorno natural.
Toda esta labor en el marco del proyecto “Por el bienestar del humedal El Culebrón, para el bienestar de su comunidad”. La iniciativa fue financiada por el Laboratorio de Ornitología de la Universidad de Cornell y ejecutado por el CEAZA.
Según Paloma Núñez, directora del proyecto y encargada del Programa de Ciencia Ciudadana CEAZA, uno de los logros más importantes obtenidos de este trabajo es la red de colaboración que se configuró tanto con las escuelas, vecinos, el sector público, privado, además de la vinculación internacional con la Universidad de Cornell, para mejorar el hábitat de las aves del lugar.
“Lo que estamos realizando es un experimento, porque muy a menudo se utiliza la idea de restaurar con reforestación de árboles nativos, pero acá estamos restaurando el suelo, para que la vegetación resurja en este sector que fue un basural por más de 20 años”.
Núñez espera que este trabajo se proyecte y que la comunidad entera pueda velar por el mantenimiento del lugar para disfrutar del área natural.
Conocimiento científico para valorar el entorno
Para Gemma Vásquez, vecina y voluntaria del cuidado del sector, considera que CEAZA ha contribuido a la comuna de Coquimbo con conocimiento para que los habitantes tomen conciencia de lo que significa contar con un humedal.
“CEAZA nos ha educado como vecinos y personas que visitamos constantemente el humedal, ya sea para avistar aves o por razones de recreación. Ellos nos han traspasado información importante para para valorar el lugar y cuidarlo”.
Para Lilian Lazo, vecina del sector La Victoria de Coquimbo, esta es la primera vez que se observa un trabajo en el área, con resultados concretos y palpables.
“Ahora el lugar se ve bonito, pero falta mucho por hacer, por ejemplo mejorar algunos aspectos del mirador, reforzar con letreros para que la gente no bote basura, motivar a otros vecinos y escuelas para que vengan a aprender en esto que es como una sala de clases al aire libre”.
La profesora Brenda Cortés, Directora de la Escuela Diferencial Juan Sandoval de Coquimbo, reconoce la labor del CEAZA transfiriendo información científica a los habitantes de Coquimbo y en especial a sus alumnos, quienes se entusiasmaron conociendo sobre el humedal y hoy se preocupan por su cuidado.
“Esta oportunidad que brindó el CEAZA a los estudiantes del colegio marco un antes y un después. Los niños están muy motivados con este proyecto. Hoy casi toda la escuela sabe que en esta parte de Coquimbo existe un lugar especial. Una comitiva de nuestros alumnos participó en la limpieza del sector lo que los motivó aún más”.
Pedro Véliz, jefe del Departamento de Gestión Ambiental de la Municipalidad de Coquimbo, señala que la labor del CEAZA, y especialmente de Paloma Núñez, ha sido fundamental para la concreción de la iniciativa y que el municipio ha estado apoyando desde diferentes oficinas.
“Nosotros hemos limpiado en innumerables oportunidades este sector. Ahora esperamos que esta limpieza se mantenga y el CEAZA cuenta con todo el apoyo del Alcalde y de nuestro Departamento. Estamos muy felices por la idea de que el lugar se convierta en una aula abierta”.
Véliz considera que el CEAZA tiene una sensibilidad especial que traspasa el mundo científico.
“Algunos investigadores muchas veces trabajan sólo para obtener una publicación científica o reconocimiento de sus pares, pero también muchas veces no escuchan a la gente como un habitante de un vecindario. El CEAZA está tomando esta tarea de manera responsable, con gran apoyo público y privado”, sostiene.
Colaboración público privada
Junto con los apoyos de todas las instituciones participantes en la restauración también se contó con la colaboración del Terminal Puerto de Coquimbo, quienes aportaron con material y trabajadores para la labor de limpieza del lugar. De la misma forma, la Carrera de Maquinaria Pesada del Centro de Educación y Capacitación de la Universidad Católica del Norte, pusieron a disposición palas mecánicas, bulldozers, estudiantes y profesores, quienes contribuyeron a rescatar el espacio.
Cabe destacar que esta iniciativa contó con la participación de la Escuela Juan Sandoval Carrasco, el Centro Laboral Jean Piaget, el Grupo de voluntarios del Colegio del Alba, la organización Conciencia Acción Ecológica, Street Art Coquimbo, Secretaría Regional Ministerial de Bienes Nacionales, Fundación Puerto Cordillera, artistas, vecinos y observadores de aves de la zona.