Un nuevo estudio plantea que la pata de guanaco (Cistanthe longiscapa), una de las flores conocidas del Desierto Florido del Norte Chico chileno, se beneficiaría de la relación que establece con la comunidad de microorganismos circundante a sus raíces, que proporcionaría elementos para su desarrollo y protección.
De acuerdo a Juan Pablo Araya, estudiante del programa de doctorado de Biología y Ecología Aplicada y autor principal del estudio, la distribución de la pata de guanaco se encuentra fragmentada en distintos parches a lo largo del Desierto de Atacama. En cada uno de estos parches de vegetación se presentan condiciones ambientales y de suelo distintas, lo cual influye directamente en qué microorganismos se asocian con pata de guanaco.
“Dentro de los factores ambientales la precipitación es clave para que se generen estas asociaciones específicas entre planta y microorganismo, ya que es esta la que determina principalmente la presencia de la planta en el Desierto”, asegura Araya.
Por su parte, la Dra. Alexandra Stoll, científica CEAZA e investigadora responsable del estudio, explica que en general la interacción con los microorganismos potencia distintos aspectos en la vida de las plantas, como la adquisición de nutrientes esenciales, entre ellos el nitrógeno, fósforo, entre otros. Además, fomentan el desarrollo de raíces, que permiten el acceso al agua y fuentes de nutrientes, junto con aumentar sus defensas contra enfermedades.
Microorganismos, suelos y plantas distintas
La investigadora detalla que los microorganismos que habitan en el torno de la planta son distintos a los que viven fuera de su radio de influencia, debido a que el organismo vegetal selecciona y enriquece algunos de estos a su alrededor y otros los repele, junto con aportar algunos de ellos a la relación.
“Cada planta selecciona, desde la comunidad del suelo presente, aquellos microorganismos que más le ayudan a resolver sus necesidades. Si quito la planta de ese suelo, la comunidad que se generó cerca de sus raíces se vuelve reestructurar, generalmente a una composición similar a la que había sin planta”.
Añade que a nivel científico se sabe poco de cuáles son los microorganismos que selecciona la planta y del procedimiento para ello. Lo que se conoce es que recluta diferentes microorganismos desde suelos diversos.
“Esto sucede porque en suelos distintos viven microorganismos distintos y, por otro lado, los suelos ponen diferentes necesidades de vinculación de la planta con los microorganismos. Por ejemplo, en un suelo determinado podría necesitar más fijadores de nitrógeno y en otro más fósforo o hierro”.
Araya señala que “gracias a este tipo de análisis es posible detectar en gran parte la totalidad de microorganismos presentes y cuales están representados en mayor abundancia en las raíces de estas plantas, los cuales podrían estar cumpliendo un importante rol funcional”.
Además, comenta que algunos estudios han demostrado que las comunidades microbianas no solo varían según el ambiente, sino también depende de la especie de planta.
“En este sentido, resulta interesante determinar esta variación, ya que nos permite deducir que esto también podría estar ocurriendo en otro contexto, como en la agricultura, en donde el cultivo de una misma especie vegetal, en distintas localidades, presentarían distintas asociaciones con microorganismos”.
La Dra. Stoll aclara que se eligió la pata de guanaco como objeto de estudio porque “es un elemento importante dentro del desierto florido”. Asimismo, asegura que la característica “fugaz” del evento natural, implica que todo el ciclo de vida de la planta, incluyendo su asociación con el entorno, ocurre en un tiempo muy corto, de alrededor de tres meses, “lo que realza la velocidad con la cual la planta provoca los cambios notorios en la comunidad microbiana del suelo, buscando satisfacer sus necesidades p.ej. nutricionales.”
Junto a la Dra. Stoll trabajaron en el estudio el estudiante del Programa de Doctorado en Biología y Ecología Aplicada ULS-UCN, Juan Pablo Araya, autor principal de la publicación, Dr. Máximo González (CEAZA), Dr. Massimiliano Cardinale (U. Salento-Italia/U. Giessen-Alemania) y la Dra. Sylvia Schnell (U. Giessen-Alemania).