En sesión del Consejo Regional (CORE) de la Región de Coquimbo el hidrólogo CEAZA, Dr. Eric Sproles, explicó a los integrantes del órgano colegiado que, desde el punto de vista científico, para desarrollar un plan apropiado de manejo del recurso hídrico en la zona, es necesario contar con un sistema de mediciones que incluya las diferentes cuencas. Este tipo de infraestructura hoy existe solo de forma parcial, con muy pocos puntos de monitoreo.
“Se debe pensar en un sistema de medidas que integre precipitaciones, nieve, glaciares, deshielo, acuíferos, caudales, entre otros elementos o fenómenos a considerar. Con ese conocimiento podemos desarrollar una estrategia para tratar de manejar, de mejor manera, la demanda de agua de la región”, aseguró el investigador.
El Dr. Sproles ejemplificó su idea con el caso de la sequía que afectó al río Júcar en Valencia, España, en 1995 y que prácticamente secó el cuerpo de agua. Explicó que luego de ese episodio las autoridades desarrollaron un plan de manejo, que les ha permitido tener recurso en la cuenca en los siguientes episodios de la misma naturaleza.
En la oportunidad el científico también señaló que hasta hoy no existen mediciones en lugares cordilleranos por sobre los tres mil metros en la Región de Coquimbo. Y que cerca de esa altura solo existen sensores remotos, debido a las dificultades para llegar hasta esos lugares, especialmente en temporada de invierno. Tampoco existirían instrumentos que entreguen datos sobre el deshielo en la cordillera, para conocer cuánto de esa agua va a los caudales de ríos.
“En la actualidad, en la cuenca de Elqui, las mediciones más altas se hacen en el embalse La Laguna, que no es donde se concentra la mayor cantidad de precipitaciones de nieve”, graficó.
Añadió que también es necesario considerar fenómenos como la evapotranspiración, sublimación, entre otros, para saber cuánta agua, finalmente, queda disponible para diversos usos.
“La cordillera es como un gran tanque de agua que, por ahora, no sabemos cuán lleno está”.
En relación a este mismo tema el hidrólogo puntualizó que tampoco existe certeza de que cantidad de agua fluye desde el deshielo hasta los ríos y napas subterráneas.
“Debido a que las mediciones son tan escasas no se sabe con exactitud que ocurre con el recurso y menos desarrollar modelos más precisos para determinar que puede pasar con ellos”, planteó.
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