Financiado por el Núcleo Milenio MUSELS, Carlos Lara, candidato a doctor, viaja a Norteamérica a adquirir nuevas herramientas que apoyen su trabajo de tesis.
Cerca de 15 días duró el curso de verano “Capacitación en datos de teledetección satelital de la Universidad Cornell”, un curso desarrollado en Nueva York, Estado Unidos, por la Facultad de Ciencias Atmosféricas y de la Tierra de dicha universidad, en el que participó el estudiante Carlos Lara, quien se encuentra actualmente terminando su trabajo de tesis para el Doctorado en Biología y Ecología Aplicada (Dr. BEA), impartido por la Universidad de La Serena y la Universidad Católica del Norte en la Región de Coquimbo.
Incipientes tecnologías han permitido avanzar y apoyar el desarrollo de la investigación científica en diferentes áreas de estudio, en este ámbito los satélites se han transformado en una herramienta importante y de utilidad para las ciencias naturales, propiciando incluso nuevas formas de observación del entorno a través de procesos que permiten obtener datos de alta precisión.
Apoyado por el Dr. Bernardo Broitman, investigador del centro científico CEAZA y director alterno del Núcleo Milenio MUSELS, Carlos, se encuentra desarrollando un trabajo que busca validar la información satelital, específicamente, de datos del color del océano (clorofila) y temperatura superficial del océano de los sistemas costeros de las regiones de Coquimbo y Los Lagos (Bahía de Tongoy y mar interior de Chiloé, respectivamente).
“Estoy trabajando con un satélite (MODIS) y observando cómo se corresponden sus datos con las mediciones en terreno. Entonces tengo datos in situ (de Chiloé desde el 2003 al 2015 y de Coquimbo desde el 2013 aprox.) y del satélite, con el objetivo de validar los datos de este último con respecto a los obtenidos en terreno”, explica Lara.
El tutor de tesis plantea que “cuando los países se empiezan a desarrollar, suelen dar ‘saltos tecnológicos’ al adoptar, modificar e innovar en tecnologías existentes. En el caso de los satélites, estos se transforman en instrumentos especialmente importantes para territorios como el nuestro, donde las condiciones geográficas o climáticas dificultan la llegada periódica de investigadores a diferentes lugares”.
Según Lara, la validación de los datos entregados por satélites podría permitir una mejor y permanente observación del océano por ejemplo para estudios científicos. “Cuando hay que tomar muestras en el océano, sobre todo en algunas regiones de nuestro país, se está sujeto a las condiciones climáticas imperantes en ese momento. Muchas veces se organizan salidas una vez al mes para conocer por ejemplo cómo está la productividad primaria, pero ello se ve afectado a veces por las circunstancias del momento”.
Para el Dr. Broitman, estos instrumentos ahora están o se perciben al alcance de todo el mundo, pero el manejo de los datos que de allí se obtienen, es un trabajo que muy poca gente realiza. De allí la importancia de la participación del estudiante en el perfeccionamiento de uso y análisis de los datos satelitales.
“La pasantía a la que asistió Carlos, incorpora a los grupos más fuertes del mundo en la investigación y desarrollo de sensores satelitales para el mar. Este perfeccionamiento va a permitir mejorar nuestra comprensión de las dinámicas del océano y sus habitantes en la zona costera, la que es muy difícil de estudiar sobre grandes escalas espaciales, con alta resolución y por periodos prolongados de tiempo”, sostiene el investigador.
En este contexto el alumno comenta que “antes de este curso, yo trabajaba a una resolución espacial 4 km y temporal de 8 días. Con el curso, ahora podré trabajar a la máxima resolución, con el dato diario y a 1 km” y añade que “este entrenamiento me ayudará a avanzar en el entendimiento de la complejidad de los ecosistemas y asimilar el tiempo y el espacio de forma simultánea”.
Por su parte el tutor asegura que “esta pasantía valida el trabajo que hemos desarrollado desde Coquimbo con dos de los grupos de investigación más fuertes en el mundo en esta área del conocimiento. Además permitió que Carlos adquiera herramientas nuevas, que luego puede enseñar”.
“Como tutor es especialmente importante pues ad portas de terminar su doctorado, el alumno superó al profesor, lo que es un muy buen resultado. Por otro lado, es muy bueno para la proyección internacional de CEAZA y el Dr. BEA el poder tener estudiantes en este tipo de actividades, son nuestros embajadores académicos y ojalá más estudiantes se motiven con desafíos como este”, declara.
Beneficios del satélite en la ciencia
Chile necesita más conocimientos relacionados con la oceanografía costera, ya que constituye una de las áreas importantes de la economía nacional. Sin embargo, ello no se ha desarrollado bien del todo, debido al problema de las escalas, por ejemplo ciertos fenómenos naturales no serían visibles si no se trabajaran a diferentes escalas de tiempo y espacio (grandes o pequeñas).
Actualmente el país no cuenta con proyectos capaces de hacer mediciones en el océano que tengan alta resolución espacial y temporal y se mantengan en el tiempo. Sólo existen buenos estudios del sistema costero respecto a los ciclos anuales, pero no hay suficiente información sinóptica (es decir, eventos más cortos), por ejemplo de los ciclos de surgencias que duran de días a semanas y se extienden por cientos de kilómetros. “Esto es muy difícil de estudiar con buques, pero es posible seguirlo con satélites”, indica Broitman.
“El análisis de algunas variables oceanográficas mediante productos satelitales, permite entender dinámicas oceanográficas a las escalas de tiempo y espacio más relevantes ecológicamente. Esta capacidad es importante para entender efectos (directos o indirectos) de la variabilidad climática sobre las fluctuaciones espacio-temporal de la respuesta biológica del océano costero”, asegura Carlos Lara.
Afirma además que “los datos obtenidos a través de estos satélites, permitirán mejorar el conocimiento de los procesos y dinámicas marinos-costeros, que tienen un aporte directo sobre las actividades asociadas a la acuicultura (ej. Ostión en el norte de Chile)”.
Sumado a ello, indican que contribuirá a determinar biomasa, a estudios sobre biodiversidad y cambio climático, entre otros aportes.
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