Desde hace siglos la humanidad ha utilizado bacterias u hongos para producir alimentos y medicina, como yogurt, cerveza, pan, penicilina, aunque algunos de estos microorganismos pueden también ser vistos como un problema para cultivos como lechugas, tomates y uvas.
Pero hay también un grupo de microorganismos que pueden brindar soluciones para enfermedades y plagas, junto con aportar a la salud del medio ambiente en que vivimos y reducir el consumo hídrico. Así lo manifiestan los investigadores del CEAZA que ejecutan un proyecto transferencia tecnológica de bioproductos funcionales para optimizar el riego, la fertilización y la inocuidad de la industria hortícola regional, bajo escenarios de cambio climático global.
Se trata de una iniciativa financiada por el Gobierno Regional de Coquimbo, a través del Fondo de Innovación para Competitividad (FIC), trabajo presentado en el 5º Encuentro Hortícola 2016, realizado en La Serena, una exhibición que congregó a proveedores de insumos agrícolas y agricultores desde la Región de Atacama hasta la del Maule.
Sobre esta iniciativa, el Intendente Claudio Ibáñez señaló que “el extenso periodo de escasez hídrica por el que atravesamos como región, sumado a otros eventos climáticos, nos demandó desafíos para convertirnos en una región más resistente, más conocedora y más innovadora en materia agrícola. Al financiar iniciativas como esta, nuestro Gobierno Regional se hace cargo de apoyar la labor de nuestros productores para ser una potencia agroalimentaria, avanzando en una agricultura que genere productos con mayor valor agregado”.
Cultivos más grandes, más fuertes, más rápidos
La directora del proyecto e investigadora del Centro de Estudios Avanzados en Zonas Áridas (CEAZA), Alexandra Stoll, junto con el Dr. Jaime Bravo, del Instituto Tecnológico de Tepic, en Nayarit, México, lideran el laboratorio de microbiología aplicada, en el que hace cerca de cinco años investigan bacterias nativas o propias de la zona.
Stoll explicó que estas bacterias pueden aportar a resolver enfermedades o mejorar las cualidades de cultivos como lechugas, tomates y pimentones, así como también en flores de corte, colaborando a la reducción del uso de agroquímicos en la industria. “Los cultivos de lechugas pueden ser atacados muy severamente por esclerotinia, un hongo que mata a la hortaliza, pero a través de la aplicación de ciertas bacterias nativas que hemos aislado en nuestro laboratorio es posible combatirla en diferentes grados e incluso evitar que la planta se infecte”, aseguró.
La Dra. Stoll y su equipo han trabajado con diferentes experimentos para probar la efectividad de los microorganismos en terrenos agrícolas de la zona, facilitados por diversas empresas, entre ellas la de Rolf Engell y Pedro Subiabre, de Almácigos y Servicios S.A., organizadores del Encuentro Hortícola.
“La investigación que realiza CEAZA es fundamental, porque si bien estamos dando un respiro de la crisis del agua, las dificultades hídricas continúan. Entonces, el uso de microorganismos en la horticultura, que se conoce mucho en otros países pero en Chile poco, es parte del futuro. Para ejemplificar, nosotros hemos hecho ensayos y hemos visto que ocurre si utilizamos o no microorganismos en fertirriego con lechuga y pimentones y se nota la diferencia. Un crecimiento fuerte, entre otras características”, afirmó Engell.
Por su parte, Sara Rojas, agricultora del Valle del Tránsito en la Provincia del Huasco, Región de Atacama, manifestó su interés por el trabajo de CEAZA, ya que en su cultivo de dos hectáreas de tomates está enfrentando a un hongo que estaría generando pérdidas tanto en el sector donde ella habita como en el vecino Valle de Alto del Carmen.
“He gastado mucha plata en mi cultivo y he visto el problema del fusarium con técnicos y agrónomos para poder controlarlo. Para mí fue interesante la alternativa de microorganismos que me ofrece CEAZA y me gustaría probarla”, señaló la empresaria.
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