Vásquez aclara que el espacio de siete hectáreas concedido por el M. de Bienes Nacionales, por cinco años a la corporación científica, no incluye el llamado espejo de agua del sector.
Frente a las expectativas que genera la recuperación y protección de ese sector de Coquimbo, el ejecutivo manifiesta que se debe ser cauto, pero que sin duda la concesión significa un primer paso de este proceso participativo.
Gran expectación y alegría ha generado entre la comunidad, la concesión por cinco años de aproximadamente siete hectáreas que entregó el Ministerio de Bienes Nacionales a la corporación científica CEAZA, la semana pasada.
Al respecto, Claudio Vásquez, gerente corporativo de ese centro científico, explica que la concesión del Ministerio de Bienes Nacionales es un segmento de la última parte de la microcuenca, en la desembocadura al mar.
“El lugar posee grandes sitios de interés ciudadano y científico, existen restos paleontológicos, áreas verdes, zonas de avistamiento de aves, entre otros atractivos que representan una riqueza invaluable para la conurbación La Serena Coquimbo. La concesión de este bien fiscal representa cerca de un 20% del total del espacio aledaño a la parte baja de la microcuenca, y corresponde a 7,8 hectáreas”, detalla.
¿Ese espacio incluye el espejo de agua que comúnmente se conoce como el humedal de El Culebrón?
“No, la propiedad fiscal corresponde a una parte de la periferia del espejo de agua. El espejo de agua en sí es un bien nacional de uso público, pero el sector del borde río es propiedad privada. Lo que es fiscal es un ala del norte del espejo de agua y otro sector del sur, en dirección hacia Coquimbo. Esto último sería el terreno que el Ministerio de Bienes Nacionales nos estaría concesionando por cinco años”.
El gerente asegura que esta configuración ha dificultado el trabajo de las diversas instituciones y organizaciones que han querido intervenir el lugar. Plantea que el objetivo principal del Centro es el uso del lugar cedido para “dar los primeros pasos” para la conservación y sustentabilidad de este sector, basado en ciertos servicios que este espacio entrega al ecosistema.
Particularmente, esperan concretar a mediano plazo, a través del financiamiento de un proyecto de la Embajada de Canadá, una ruta patrimonial de este lugar, junto con protocolos de administración, pensados en actividades como avistamiento de aves, entrega de información científica de fácil uso y acceso.
“Lo que CEAZA pretende, es poner en valor el lugar, desde las actividades de divulgación científica, de integración con la comunidad y que cumpla este rol de ‘asesor científico ciudadano’. Básicamente, perseguimos generar un impacto a través de una intervención urbana y darle sustentabilidad a este ecosistema”.
Vásquez añade que con este trabajo el centro científico se desvía de su rol principal que es la producción de información científica, para buscar generar cambios culturales, junto con fortalecer procesos de gobernanza.
“En este caso nos ha tocado aunar intereses de un gran número de instituciones públicas como privadas, organizaciones ecologistas, etc. Lo que queremos es que estas diferentes miradas se enriquezcan con un soporte científico”.
¿Cuál es el mensaje del CEAZA para las personas que tienen altas expectativas en relación a la conservación, recuperación y protección del sector de El Culebrón?
“Siempre hay un llamado a manejar las expectativas. Creo que debemos separar procesos. La obtención de esta concesión, para la administración de este espacio, no implica un rescate directo del humedal. Tal vez puede ser interpretado como la primera piedra. Es un paso importante, que muestra una voluntad del Ministerio de Bienes Nacionales, de la autoridad regional de rescatar y recuperar este espacio.
También debemos ser cautos con los procesos. Existen procesos culturales, ciudadanos, inclusive aquellos relacionados con la ocupación de los espacios, de las dinámicas urbanas, donde nosotros tenemos que ser respetuosos y entender que estas fases por lo general son lentas”.
A su juicio el cambio cultural está ocurriendo, gracias a la mesa de trabajo que se ha conformado y que la componen diferentes representantes de la comunidad. Explica que allí se han estado reuniendo los actores de la comunidad para consensuar intereses, apoyados por el soporte académico que les brinda CEAZA, que asegura es fundamental a la hora de orientar discusiones y de tomar de decisiones.
“Creo que esto último es el valor que proporcionamos a esta mesa y está dando sus frutos. Desde las primeras reuniones en que era difícil consensuar posiciones, estamos llegando a dialogar y construir procesos conjuntos. Gracias a esta labor hoy existe un número importante de prioridades, validadas con estas organizaciones y personas”.
Una de las acciones que se busca implementar en el corto plazo, es la definición de visiones de la comunidad sobre el territorio que comprende la cuenca de El Culebrón.
“Creo que las expectativas no son malas, pero se deben conducir bien. Entonces, la instancia donde podemos manifestarlas y estructurar una nueva visión es en la mesa de trabajo. El llamado es que todas las organizaciones, empresas, personas naturales, etc. interesadas en este lugar se integren a esta labor, porque existe espacio para que entreguen su perspectiva sobre este territorio. De esta forma, construiremos entre todos el proceso sobre la gestión y administración de este espacio. Es lo que al menos como CEAZA estamos tratando de llevar, de consensuar y hasta ahora hemos tenido una muy buena respuesta de parte de las organizaciones e instituciones y personas que participan”.
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