El entendimiento del entorno que vivimos y sus cambios, es clave para abordar la subsistencia de los habitantes del mundo y, por tanto, de la Región de Coquimbo en las próximas décadas. Especialmente frente a la falta de elementos esenciales y los riesgos naturales. Es allí donde instituciones científicas como el CEAZA cobran relevancia para la toma de decisión.
La institución realizó su cuenta pública en la Biblioteca Regional Gabriela Mistral con una marco de más de un centenar de asistentes.
El Centro Científico CEAZA cumple dieciséis años y parte esencial del trabajo de sus investigadores y profesionales ha sido generar conocimiento basado en las modificaciones que están ocurriendo en nuestro medio ambiente (mar, tierra y clima). Esa labor incluye el entendimiento de cómo estos cambios se conectan con sucesos de escala global, junto con divulgar y poner en valor entre la población esa información, a fin de que los tomadores de decisión puedan actuar conociendo todos los antecedentes posibles frente a los desafíos que imponen fenómenos como el actual Cambio Climático.
Este panorama cobra mayor importancia al considerarse que la Región de Coquimbo se encuentra en la frontera sur del Desierto de Atacama y que este tiende a expandirse hacia el sur. A ello se suma el constante crecimiento demográfico e industrial de una zona natural con cada vez más limitados recursos.
Una Región al límite
Evidencias de la disminución de recursos se vienen dando desde el siglo pasado. Por ejemplo, estudios muestran que las precipitaciones registradas en la zona presentan tendencias negativas desde 1870 (ej.: de aprox. 200 a 80 mm anuales en La Serena), lo que ya es una situación preocupante, si se piensa en función del crecimiento integral de una sociedad humana y de los ecosistemas que la ayudan a vivir.
A lo anterior se suma que durante los últimos 70 años se han reducido importantes reservas sólidas de agua. Así, el Glaciar Tapado, el más grande de la Región de Coquimbo, ha disminuido su área en un 22%. De la misma manera, el 80% de los recursos de agua subterránea en la Región han ido decreciendo significativamente durante los últimos 30 años, según investigaciones recientes.
“La tendencia mundial es que existe una menor disponibilidad del recurso agua, entonces la pregunta es ¿qué haremos para estar preparados para eso? Estamos en una zona que se encuentra en el borde sur de un desierto, entonces ¿cómo vamos a hacer para que haya agua para todos los usuarios? Las instituciones de gobierno y sectores productivos necesitan mucha información acerca de esta problemática, tenemos que saber cuánto nos queda en la ‘cuenta de ahorro’, por decirlo de alguna manera”, explica el Dr. Carlos Olavarría, Director Ejecutivo del CEAZA.
Por otro lado, el científico también hace hincapié en las problemáticas a nivel marino aparejadas al Cambio Climático, con procesos en evolución como la acidificación del océano, que por ejemplo genera dificultades en la formación de organismos marinos. Asimismo, advierte que la intensificación o disminución de la surgencia o afloramiento de aguas profundas ricas en nutrientes, ya dan evidencia de que afectarán a la industria acuícola y en definitiva la productividad marina.
Conocimiento para la subsistencia
El Dr. Olavarría plantea que el entendimiento del entorno que vivimos y sus cambios, es clave para abordar la subsistencia de los habitantes del mundo en las próximas décadas. Especialmente, frente a la falta de estos elementos naturales esenciales como el agua, el alimento o eventos atmosféricos extremos y sus implicancias. Desde su perspectiva, es allí donde instituciones científicas como el CEAZA cobran relevancia para la toma de decisión.
En el mismo contexto, Claudio Vásquez, gerente corporativo del CEAZA, explica que la perspectiva adoptada por la corporación científica, con el objeto de contribuir a la adaptación social a los cambios fundamentales que experimenta la naturaleza, no son casualidad. Explica que es parte de una visión de Estado que comenzó hace casi dos décadas en el país, con el robustecimiento de la institucionalidad científica desde regiones, y que hoy cobra más sentido, por razones que se evidencian con mayor frecuencia en eventos naturales atribuidos al Cambio Climático y los pasos hacia la adaptación que gran parte de las naciones del mundo han decidido tomar.
“Cuando se inició el CEAZA, a comienzos de este milenio, la preocupación por las consecuencias del Cambio Climático ya eran evidentes, al menos entre la comunidad científica nacional y mundial. Por eso la visión de generar ciencia desde las regiones, con un Programa Regional desde CONICYT, que pudiese generar información de los cambios a nivel local de lo que se empezaba a avizorar fue importante para la toma de conciencia. Hoy como país nos vemos organizando una cumbre mundial como la COP 25, para abordar las consecuencias del Cambio Climático y los aportes en conocimiento que podemos entregar para la formación de consenso a la adaptación y regulación son fundamentales en vista de la urgente necesidad de adaptación para la sobrevivencia en el mundo como lo conocemos y de nuestra especie”.
Aportes CEAZA a la adaptación
La disminución de las precipitaciones, la aridización de la zona explicada anteriormente, junto al empobrecimiento de los suelos en la Región de Coquimbo dificultan la agricultura y, por tanto, la alimentación de las personas y la actividad económica. La contribución de la ciencia para visibilizar estas y otras problemáticas relacionadas ya ha sido importante para pensar en medidas que como sociedad nos ayuden a cambiar hábitos y buscar formas de adaptarnos a nuevos escenarios medioambientales y de vida. En ese contexto, el CEAZA también está aportando con nuevas tecnologías y alternativas en los ámbitos hídrico y agrícola para la nueva realidad.
La quinoa es uno de los cultivos que emerge como una oportunidad en este contexto adverso, ya que posee un bajo requerimiento hídrico. De acuerdo al Dr. Enrique Ostria “el análisis del grano demuestra que en condiciones de menor disponibilidad hídrica aumentaría la cantidad de sus antioxidantes, moléculas que aportarían a la prevención de enfermedades de índole cardiovascular y/o tumoral. La quinoa es conocida por contener todos los aminoácidos esenciales que requiere el cuerpo humano. El CEAZA ha aportado en potenciar su cultivo a través de esta labor desde el punto de vista técnico, científico y cultural a través de un programa de transferencia del conocimiento que se ha implementado en tres liceos técnicos, que ya han desarrollado cultivos de este grano, con resultados exitosos”.
Asimismo, el laboratorio de microbiología del CEAZA, trabaja en ensayos de laboratorio y campo para conocer los beneficios que ofrecen los microorganismos nativos en el cultivo de hortalizas como tomates, lechugas y pimentones.”Con los procesos de estrés, provocados por la falta de agua y exceso de sales naturales, las plantas sufren modificaciones en su metabolismo que pueden reducir su tamaño. En estos casos las bacterias benéficas pueden reducir el estrés, a la manera de un calmante en el ser humano, para que la planta continúe su crecimiento de la forma más normal posible”, explica la Dra. Alexandra Stoll.
“Creemos que en este ámbito existe espacio para innovar y aportar a la adaptación de nuestra agricultura, a diferentes escalas y a la calidad de vida de los habitantes de la Región de Coquimbo. Especialmente, considerando que los modelos climáticos auguran una tendencia más bien a la baja de las precipitaciones y una tendencia a la expansión del desierto que aumentarán las dificultades para una mayor producción y de mejor calidad”, afirma el Dr. Olavarría.