El encuentro incluyó mesas de trabajo, con representantes de diversos sectores de la sociedad, quienes plasmaron sus ideas en relación a líneas de acción frente al Cambio Climático.
Efectos diversos tanto en tierra como mar, en las reservas de agua sólida y líquida, en la biodiversidad terrestre y marina, en las ciudades, más opciones de adaptación y mitigación fueron las que presentaron investigadores de la Región de Coquimbo y de Santiago en el Encuentro “Cambio Climático impactos proyectados para la Región de Coquimbo”, efectuando en Coquimbo.
La Dra. Laura Ramajo explica que cambio climático (CC) como concepto implica modificaciones que se producen en la atmósfera y que tienen repercusiones en las superficies del hielo y nieve (criósfera) de la Tierra y en sus océanos. Añade que históricamente cambios climáticos siempre se han producido en nuestro planeta, fundamentalmente por causas naturales, por ejemplo, erupciones volcánicas, glaciaciones, actividad del sol, impacto de meteoritos, etc. En cambio, la principal causa del actual es la influencia humana, asegura, principalmente a través de la quema de combustibles fósiles.
En ese escenario, el Dr. Pablo Álvarez, académico de la Universidad de la Serena y Director del Laboratorio de Prospección, Monitoreo y Modelación de Recursos Agrícolas y Ambientales, señala que la investigación está mostrando un futuro no muy halagüeño en términos hídricos y que se producirán repercusiones importantes en los usos del agua.
“Habrá una reducción del agua que circula en las cuencas de la zona. También cambiará la forma de distribución de ese recurso. Con esto se adelantará el pick de derretimiento de nieve que hoy ocurre en los meses estivales o a comienzo de la primavera a fines del invierno”, establece.
El científico agrega que si la cantidad e intensidad de usos del agua se mantiene como hasta ahora habrán déficits más frecuentes y más extensos, con el consecuente deterioro de la calidad del recurso en sus fuentes naturales por efectos de contaminación natural y por la intensidad de sus mismos usos. Establece que esta situación, que ya se ha comenzado a manifestar, será mucho más evidente en las próximas cinco décadas.
Efectos en el océano
Por otro lado, los científicos advierten que las futuras repercusiones de la acidificación del océano para el desarrollo de diversos organismos marinos ya se comienzan a observar, con la descalcificación de valvas o conchas de organismos marinos en formación, entre otros. Además, de manera natural las costas de la Región de Coquimbo cuentan con áreas de surgencia marinas o afloramiento de aguas profundas a la superficie, pobres en oxígeno, condiciones que se incrementarán en el futuro cercano y que afectarán la vida de los océanos, sus ecosistemas y productividad.
El Dr. Víctor Aguilera, oceanógrafo del CEAZA, señala que actividades productivas asociadas a los recursos biológicos del océano se podrían ver resentidas, debido a la acidificación del océano, ya que este fenómeno sustrae “energía vital a los organismos”, esenciales para su reproducción, aumento de biomasa, atributos muy importantes para el mercado de la acuicultura y la pesquería.
El Dr. Carlos Gaymer advierte que es importante entender que ocurrirá en el mar con la acidificación para entender qué pasará con sus organismos.
“El océano es el principal captador de CO2 del planeta que va a la atmósfera y que se incorpora al mar. Ese CO2 provoca su acidificación, la que reduce la disponibilidad del carbonato, presente en las caparazones, corales y conchas de organismos marinos que dependen de eso para su formación”.
“Un trabajo desarrollado por colegas chilenos demostró que ciertas características asociadas a los productos acuícolas se ven afectados por la acidificación del océano, por ejemplo, el color de la concha, el sabor de la carne, los que para el mercado son muy valorados”, complementa Aguilera.
Reconversión de la matriz energética
En términos de emisiones de dióxido de carbono, el Dr. Raúl Cordero de la Universidad de Santiago de Chile advirtió que la reducción de la temperatura global en 2ºC a la que se han comprometido los países industrializados a fines del presente siglo, sólo podría ser posible si toda la matriz energética mundial se convirtiera a la energías renovables.
“Es poco probable que las próximas generaciones puedan regresar a un clima anterior que considerábamos como normal hace 30 años. Es compleja la situación, tal vez se puede disminuir el ritmo de cambio climático, pero no retroceder”, señala el Dr. Cordero.
Adaptación y mitigación
Frente al nuevo escenario que presenta el CC, la comunidad internacional intenta buscar estrategias de mitigación y adaptación que, de alguna forma, minimicen, en lo posible, sus impactos (ej.: reducción de gases invernadero) y como manera de amoldarnos a las nuevas condiciones, a fin de permitir la continuidad de la vida.
La Dra. Ramajo explica la adaptación implica aceptar que estos cambios existen, que están ocurriendo y que deberemos hacer modificaciones para poder sobrellevar las nuevas circunstancias.
“Desde el punto de vista de la biología de organismos deberemos incrementar la generación y búsqueda de especies que se adapten mejor a la sequía. Por otro lado, si buscamos adaptación que impacte en nuestro nivel de desarrollo sostenible y sustentable, allí deberíamos realizar modificaciones en estructuras políticas, institucionales, entre otras”.
Para la científica es esencial un proceso de adaptación a las nuevas circunstancias, acompañado de la mitigación, en forma paralela, porque por diferentes razones (tiempo, institucionalidad o capacidades naturales) estamos limitados como organismos y sociedad. Por ello se requeriría el soporte de otras medidas para lograr acomodarnos a la nueva situación planetaria.
“La adaptación es una muy buena estrategia para afrontar los impactos que ya existen y los que vienen, pero el problema se debe abordar desde la raíz, que es disminuir las emisiones de gases de efecto invernadero y las actividades relacionadas que potencian los efectos de estos. Una adaptación sin mitigación y a la inversa es como hacer la mitad del trabajo”, afirma.
Divulgación de la información a la ciudadanía
Para Claudia Rivera, Seremi de Medio Ambiente, es necesario divulgar la información científica relativa al cambio climático, para generar masa crítica, proponer ideas que sean del alcance de todos.
“Buscamos llegar al ciudadano de pie para que efectivamente logre internalizar los efectos del cambio climático que afectan a diario a quienes vivimos en la Región de Coquimbo, tratando de hacer ver cuáles son las mejores acciones a implementar para hacer frente a esta adaptación”, asegura la autoridad.
Claudio Vásquez, gerente corporativo del CEAZA, refuerza la idea de traspasar la información a la ciudadanía y que sea desde esta desde donde se generen propuestas en relación a la forma de abordar el Cambio Climático
“Esta actividad reúne a la ciencia, tomadores de decisión y nuestro interés fundamental ha sido que participe la sociedad civil para dar un mensaje sobre el impacto del cambio climático en nuestro planeta y nuestra región, problemáticas que no siempre son conversadas con una concurrencia tan alta como en esta oportunidad. La convocatoria ha superado nuestras expectativas, esperábamos 100 personas y se han inscrito más de 200. Esperamos que esta convocatoria refleje el sentir
y posición de este territorio frente a acciones que permitan mitigar el cambio climático. Queremos sensibilizar las temáticas priorizadas para la próxima COP25, que abordamos en las exposiciones realizadas por científicos en esta actividad”
Presentaron trabajos en la oportunidad los investigadores Shelley MacDonell (CEAZA), Pablo Álvarez (ULS), Álvaro Salazar (ULS), Víctor Aguilera (CEAZA), Carlos Gaymer (UCN-CEAZA-ESMOI), Alejandro Orellana (ULS), Rául Cordero (USACH) y Laura Ramajo (CEAZA). El encuentro se efectuó en el marco de la realización de la Conferencia de las Partes (COP25), que se realizará en diciembre próximo en nuestro país y donde las naciones del mundo intentan tomar medidas de mitigación frente al Cambio Climático.
La actividad regional fue organizada por el Centro Científico CEAZA y la Seremi del Medio Ambiente de la Región de Coquimbo, Gobierno de la Región de Coquimbo, el Instituto de Políticas Públicas de la Universidad Católica del Norte, la Universidad de La Serena, Universidad Católica del Norte. Además, cuenta con el apoyo de la Red de Investigación de Recursos Hídricos del CNID, COP25, Agrupación de Universidades Regionales de Chile y la Biblioteca del Congreso Nacional de Chile.