Existen alrededor de 1300 bofedales o turberas altoandinas en la Región de Coquimbo, que cubren cerca de 45 km² en total. El Dr. Rémi Valois, hidrólogo del centro científico CEAZA, explica que estos cuerpos de agua y vegetación benefician la biodiversidad cordillerana, ganadería y también la agricultura.
“Almacenan agua que puede ser liberada en periodo de escasez, como también lo harían los glaciares rocosos de la zona. Asimismo, en su entorno se acumulan suelos importantes para la agricultura en el futuro, junto con captar el CO2 para mitigar el cambio climático”, señala el investigador.
El especialista añade que el rol de los bofedales en ecosistemas andinos, como regulador del balance de agua y de apoyo a la biodiversidad, es particularmente útil en Chile semiárido, ambiente cercano a los límites altitudinales e hidrológicos de la vida de las plantas.
Valois, junto a otro colegas, realizó un estudio que caracteriza la capacidad de almacenaje y el rol de los bofedales en la Cordillera de Los Andes. El trabajo se efectuó particularmente en el bofedal Piuquenes, ubicado a 3070 metros sobre el nivel del mar, en el sector de Estero Derecho, Valle de Elqui, Región de Coquimbo. El bofedal tiene un tamaño aproximado a dos canchas de fútbol profesional en superficie y unos diez metros de profundidad máxima.
Almacenaje de la turbera
El análisis realizado revela que la capacidad de almacenaje de agua del bofedal Piuquenes, se estima en 2 mil mm por metro cuadrado del bofedal o similar a la suma de los últimos 20 años de precipitaciones en La Serena.
“Si extrapolaramos los resultados del estudio a toda la cuenca de Estero Derecho, la cantidad de agua contenida en todos los bofedales es equivalente al caudal anual que fluye en ese sector del Valle de Elqui”, ejemplifica el científico.
El Dr. Valois plantea que si bien los estudios proporcionan evidencias de que los bofedales aportarían a la moderación de los efectos de la sequía, en diversas partes de las cuencas de la Región de Coquimbo, es un aspecto que aún requiere de mayor investigación.
“Se necesitan nuevos estudios que nos permitan conocer el origen de la recarga de agua de las turberas, desde sectores como glaciares, acuíferos, laderas, permafrost. Con este conocimiento podríamos contribuir con algo más de información sobre el aporte hidrológico de la alta montaña en la mitigación de la sequía”, aclara.
También aportaron en este trabajo los investigadores Dra. Nicole Schaffer (CEAZA), Ronny Figueroa (Pontificia Universidad Católica de Chile-PUC), Dr. Antonio Maldonado (CEAZA), Eduardo Yañez (CEAZA), Andrés Hevia (CEAZA), Gonzalo Yánez Carrizo (PUC), Dra. Shelley MacDonell (CEAZA).