La crisis climática se enfrenta con colaboración en la Región de Coquimbo

El diagnóstico del impacto del cambio climático en la Región de Coquimbo se está llevando a cabo en un proceso de co-construcción entre científicos del CEAZA (Centro de Estudios Avanzados en Zonas Áridas) y representantes de las 31 instituciones que integran el CORECC (Comité Regional de Cambio Climático).

Un desafío conjunto cuyo siguiente hito es la entrega de resultados el próximo mes de abril.

 

“El cambio climático es un desafío mundial que requiere de soluciones locales”, se señala en el último informe del IPCC (en español Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático). En la Región de Coquimbo la apuesta es encontrar esas soluciones locales, partiendo de un diagnóstico compartido de los principales riesgos y amenazas que representa la crisis climática en la zona.

La tarea se realiza a través de un trabajo conjunto entre los científicos del CEAZA (Centro de Estudios Avanzados en Zonas Áridas) y los representantes de las 31 instituciones públicas y privadas que integran el CORECC Coquimbo, los que se desglosan en 7 universidades/centros de investigación, 14 carteras ministeriales y 10 servicios públicos con competencia ambiental.

Si bien la institucionalidad ambiental del Comité Regional de Cambio Climático (CORECC) se creó el 2017, la colaboración entre los distintos actores públicos y las entidades científicas partió en 2020, cuando se inicia la asesoría científica del CEAZA y además se invita “a todas las secretarías ministeriales sociales y a las direcciones de servicio con competencia ambiental, junto a la academia, para priorizar cuáles serían los componentes territoriales y ambientales más importantes de la región en el marco de un plan de adaptación climática”, señala Pilar Pérez, secretaria técnica del CORECC y geógrafa de la Seremi del Medio Ambiente.

Este trabajo conjunto permitió crear “un repositorio climático, donde cada una de las instituciones comprometidas por cada ámbito comienza a compartir y generar toda la información ambiental y territorial disponible”, focalizándose en cuatro ámbitos: Agua y Suelo, Biodiversidad, Zona Costera y Ciudad e Infraestructura.

Según Pilar Pérez, fue esa gobernanza, con equipos comprometidos y capacitados, la que permitió llegar a la etapa en que se está actualmente a nivel regional, definiendo los riesgos y amenazas de manera conjunta, sobre la base de conocimiento científico. “Antes, todos entendíamos la región sectorialmente, desde la agricultura, desde la pesca, el turismo, las obras públicas, etcétera; ahora es una mirada mucho más profunda, de comprender el riesgo climático para los territorios y comunidades, de manera de hacerlos más resilientes frente al cambio climático”.

Durante el segundo semestre, el proceso participativo incluirá a las organizaciones sociales y comunidades más impactadas por el cambio climático.

El camino al desarrollo resiliente

La generación de un diagnóstico, que identifique los principales riesgos y amenazas que representa el cambio climático en la zona, es lo que actualmente convoca a los actores regionales en el proyecto AdaptaClim.

Jacinta Arthur, académica de la UCN y responsable de las metodologías participativas de AdaptaClim, explica que ya se han cumplido dos etapas de las tres que se abordan en forma colaborativa: La primera fue recoger las inquietudes de los participantes del CORECC y otros actores, según sus propios análisis, y realizar el levantamiento de los riesgos más importantes de abordar; en tanto, la segunda consistió en “presentar las propuestas de cadenas de impacto por parte de los científicos al CORECC y servicios públicos, académicos y expertos de la región, recogiendo sus recomendaciones para un diseño final”.

El tercer paso, señala la experta, “es la presentación final de las cadenas de impacto, lo que se llevará a efecto en un taller, con un llamado abierto al CORECC y a otros actores de la región”. La expectativa de esta tercera fase es que los resultados sean validados y que sirvan de insumo para el Plan de Acción Regional de Cambio Climático (PARCC).

Laura Ramajo, científica del CEAZA y directora del proyecto AdaptaClim, anticipa que “los resultados serán compartidos y expuestos, durante el mes de abril, en un evento abierto donde los diferentes integrantes del equipo expondrán sobre qué comunas, provincias, caletas o zonas de acuicultura presentarán mayor o menor riesgo a la sequía, el aumento de las temperaturas, cambios en los vientos, entre otras amenazas estudiadas”.

Citando el informe del IPCC 2022, del que es autora líder, Laura Ramajo destaca la relevancia de la colaboración entre los gobiernos, sociedad civil y sector privado para un desarrollo resiliente, enfatizando el rol que cumple el sistema educacional y los medios de comunicación, “que son claves para divulgar los resultados y concientizar sobre los efectos y soluciones al cambio climático”, concluye la experta.

Sobre AdaptaClim/ Indicadores Climáticos para la Adaptación en la Región de Coquimbo

El proyecto AdaptaClim, encabezado por CEAZA, se enmarca en la iniciativa para la Construcción de Capacidades en Transparencia en Chile (CBIT) financiada por GEF (Global Environment Facility), implementada por el PNUMA (Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente) y ejecutada a través de su Oficina para América Latina y el Caribe, a solicitud expresa del Ministerio de Medio Ambiente de Chile (MMA).

CBIT Chile contempla la implementación de actividades en torno a la mitigación de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), la resiliencia y adaptación al cambio y el financiamiento climáticos.

AdaptaClim identifica cadenas de impacto, en base a las que se podrá desarrollar medidas para reducir la sensibilidad de los sistemas y aumentar la capacidad de adaptación (en algunos casos reducir la exposición). La metodología usada (ARClim, Atlas de Riesgo Climático) se fundamenta en el trabajo realizado a nivel global por el IPCC (Intergovernmental Panel on Climate Change).