La presencia de un sistema de corrientes y remolinos costeros son aspectos fundamentales a tener en consideración , de acuerdo a una iniciativa impulsada por el Centro Científico CEAZA e integrada por un equipo multidisciplinario de investigadores.
La compleja situación de escasez hídrica en la Región de Coquimbo ya es una realidad que afecta a sus habitantes. Las plantas desalinizadoras podrían ser una alternativa para contar con una nueva fuente potencial de agua tanto para el consumo humano como para su uso industrial. Sin embargo, existen dudas respecto a los impactos medioambientales en el océano. En este contexto, el Centro Científico CEAZA, desea aportar con conocimiento para que las decisiones que se tomen en relación a las plantas desalinizadoras, se realicen en base a evidencia científica.
Claudio Vásquez, gerente corporativo del CEAZA detalla que “ya sabemos que la Región de Coquimbo y el Norte de Chile está en un proceso avanzado de desertificación, nuestro régimen de precipitaciones va a la baja hace bastante tiempo y existe un incremento en las temperaturas promedio, las superficies que abarcan los glaciares que otorgan agua en los periodos de escasez en la región van a la baja y ya en muchos lugares de la Región de Coquimbo este recurso está muy limitado. Las plantas desalinizadoras aparecen como una alternativa, pero hay incertidumbre respecto a su impacto medioambiental y es por eso que el CEAZA generará conocimiento en torno a los impactos eventuales que existirían en un determinado territorio marítimo. Es necesario reducir la incertidumbre que existe en términos ambientales, económicos y sociales respecto a la instalación de plantas desalinizadoras”.
Para ello, el CEAZA inició un proyecto desarrollado por un equipo multidisciplinario de científicos, entre los que se encuentran especialistas en oceanografía, biología marina y modelación. El equipo, coordinado por el Dr. Víctor Aguilera, investigador del CEAZA, expresa que “el objetivo general de la iniciativa es aportar conocimiento científico, específicamente oceanográfico y biológico, para sustentar el diseño de políticas públicas para la instalación y operación de plantas desaladoras para enfrentar la sequía y sus consecuencias a nivel nacional en Chile”.
El grupo de investigadores lo componen Boris Dewitte (CEAZA), Orlando Astudillo (CEAZA), Patricio Maníquez(CEAZA), Víctor Aguilera(CEAZA), Marcel Ramos (UCN) y Bernardo Broitman (UAI).
La pluma salina
El proyecto, financiado por la Agencia Nacional de Investigación y Desarrollo (ANID) a través del Fondo de Investigación Estratégica en Sequía, considerará variables del océano a tomar en cuenta a la hora de proyectar una planta desalinizadora. De esta manera, se estimarán patrones de dispersión y circulación oceánica que favorezcan la dispersión de la “pluma salina” es decir, la sal residual que se obtiene luego del proceso de desalinización.
“Se ha determinado que la evolución de la pluma es muy variable. Hay distintos factores de las corrientes oceánicas que ayudan a dispersar la pluma”, indica el Dr. Orlando Astudillo, investigador del CEAZA.
“Algunos fenómenos del océano pueden ayudar a dispersar la pluma salina. El factor más importante de circulación son los remolinos, que surgen por la interacción entre las corrientes que fluyen con dirección sur y norte. La energía y movimiento que generan estos remolinos pueden favorecer la dispersión de la pluma salina. A través de un modelo de circulación costera trataremos de identificar cuáles son los lugares óptimos donde hay mayor cantidad de remolinos”, precisa.
Especies marinas
La investigación también abordará el impacto que podrían tener las plantas desalinizadoras sobre especies con alta relevancia socio-ecológica en una determinada zona marina. Esto debido a que las plantas desalinizadoras interactúan con la fauna marina en sus procesos de captación y descarga de agua. Durante el proceso de captación, las especies de invertebrados y especies relacionadas a la acuicultura, pueden ser retiradas del mar y eliminadas mediante procesos de control biológico. Asimismo, el emisario que descarga la salmuera contiene elevadas cantidades de sal y otras especies químicas cuyo efecto en las comunidades marinas y sobre todo bentónicas, es decir, del fondo marino, necesita ser evaluado.
Toma de decisiones
La investigación proveerá información a los tomadores de decisión a nivel regional para que la instalación de estas plantas no afecte negativamente al medio ambiente ni a las actividades productivas, como la pesca, acuicultura y recolección.
Krist Naranjo, Gobernadora y Presidenta del Consejo Regional, “la sequía es parte de la realidad de nuestra región, consecuencia del sobreconsumo humano y malas políticas públicas que fueron orientadas a la explotación de los recursos en rubros donde se prioriza la riqueza de unos pocos por sobre la necesidad de las personas. Conocemos la realidad de nuestros crianceros, pequeños agricultores, pirquineros, aquellos que levantan la región, todos necesitamos del agua y ésta se agota, pero debemos tener una mirada integral y caminar hacia una región sustentable, por eso este nuevo Gobierno Regional considera fundamental tener la mirada científica para desarrollar y ejecutar nuestras políticas hacia la ciudadanía, sabemos que queremos agua, pero el costo y consecuencias no las volveremos a sortear para nuestro futuro. Tener todos los antecedentes sobre la mesa, analizar y evaluar los proyectos para contribuir al desarrollo de nuestra región es necesario y debemos hacerlo con responsabilidad con el medio ambiente y nuestro ecosistema, primordial en mi gobierno”.
Javier Vega, Consejero Regional por la provincia de Elqui plantea que “me parece muy importante que CEAZA esté generando estudios pertinentes para saber cuáles son las consecuencias y amenazas que pueda tener la producción de agua desalada, tenemos que dar claridad a la ciudadanía para tratar de mitigar el daño ambiental. Debemos tener todos los antecedentes antes de recurrir a desaladoras. Creo que las desaladoras son una alternativa real, concreta”.