Investigadores e investigadoras de CEAZA extrajeron muestras de agua y suelo del complejo glaciar El Tapado, ubicado en la alta Cordillera de la Región de Coquimbo.
A fin de conocer cómo las condiciones ambientales extremas de los glaciares influyen en los microorganismos que habitan en el glaciar El Tapado, un grupo de investigadoras e investigadores del Centro de Estudios Avanzados en Zonas Áridas, CEAZA, se trasladó a la alta Cordillera de la Región de Coquimbo para indagar en la materia y así contribuir en el entendimiento de los procesos biológicos efectuados por microorganismos que viven en este tipo de ambientes.
De esta forma, científicos y científicas de los laboratorios de Microbiología y Glaciología, pertenecientes, respectivamente, al área de Biotecnología y Geociencias del CEAZA, combinaron su conocimiento para trabajar de forma conjunta en la toma de muestras, en este caso, de suelo y agua.
Según explica el Dr. Máximo González, integrante del laboratorio de Microbiología, “existe poca información sobre la composición y funcionalidad de las comunidades microbianas en estos ambientes”. El experto aclara que “los microorganismos cumplen diversas funciones en un entorno según las características del ambiente, donde las muestras colectadas podrían ayudarnos a determinar la contribución de los microorganismos a los ciclos biogeoquímicos que ocurren en el glaciar El Tapado, tales como: el ciclo del carbono, fijación del nitrógeno ambiental, solubilización de fosfatos, entre otros”.
Lugares de muestreo
Específicamente, en suelo, “se tomaron muestras de un perfil altitudinal homogéneo, desde el glaciar y alejándose del mismo, con la finalidad de incluir el efecto de la temperatura y humedad como variables del estudio”.
En cuanto a las muestras de agua, el Dr. Álvaro Ayala, glaciólogo de CEAZA, explica que se recogieron muestras de agua de hielo recién derretido, “y otras fueron muestras de agua que ya ha estado circulando por el glaciar, por los sistemas subterráneos del glaciar, y también de algunas lagunas que se forman sobre el glaciar, con agua estancada y expuesta al sol y más turbia”, aclara.
“Se tomaron muestras de lo que estaba en la superficie y expuesto a la atmósfera, al frío, a la radiación, y también lo que está enterrado y en contacto con el hielo, en un ambiente más oscuro y más constante a los cero grados de temperatura”, añade el glaciólogo, haciendo referencia a las diversas formas que tiene este glaciar ubicado en la alta cordillera de la Región de Coquimbo.
Precisamente, el investigador explica que, debido a las formas del glaciar, se le menciona como el complejo glaciar Tapado, porque incluye un glaciar blanco, “que es como los típicos de libros, con hielo expuesto a la atmósfera; después viene el glaciar cubierto, es decir, un glaciar normal con mucho hielo macizo abajo y que está cubierto por detritos, es decir, sedimentos, tierra, rocas y todo lo que caiga de las laderas de la montaña. Y finalmente, está el glaciar rocoso, que es una mezcla entre hielo y roca, y que a veces también está cubierto por una capa de sedimento”, aclara.