La comunidad científica de CEAZA trabaja en entender incertidumbres en las proyecciones climáticas para anticipar mejor los impactos del cambio climático en la zona.
De seguro, desde tiempos inmemoriales, el futuro nos inquieta y pone en alerta nuestros sueños y expectativas. Por diversos motivos, y con un pie en el presente, intentamos desentrañar lo que vendrá para contar con mayores certezas. Precisamente, en ello trabaja la ciencia, pues entre sus diversos objetivos, se encuentra el intentar contar con una “ruta hacia el futuro” que permita el desarrollo y subsistencia del ser humano ante fenómenos tan importantes como el cambio climático.
Precisamente, sobre este tema se explayó la investigadora del Centro Científico CEAZA, Dra. Katerina Goubanova, durante su presentación “Proyecciones del clima futuro en la Región de Coquimbo: entender incertidumbres y anticipar impactos”, desarrollada recientemente en el Congreso Futuro, la instancia de divulgación científica más importante de Latinoamérica y que tuvo una versión presencial en la Región de Coquimbo.
¿Cómo se hace una proyección climática?
Respecto a estas “anticipaciones” del futuro, la Dra. Goubanova explica que cada región del país tiene estimaciones distintas para lo que vendrá: “se hacen con los modelos de circulación general acoplados atmósfera-océano o modelos del sistema Tierra. Estos modelos utilizan los escenarios del desarrollo socio-económico futuro que definen la contribución humana en la evolución del clima, es decir, proporcionan una estimación de las emisiones futuras de gases de efecto invernadero”.
¿Pero qué es o cómo se puede comprender un modelo climático? La científica aclara que es una representación simplificada del sistema climático que consiste en 5 componentes: atmósfera, hidrósfera (parte de la Tierra ocupada por los océanos, mares, ríos, lagos, etc.), litósfera (capa superficial sólida de la Tierra), criósfera (partes de la Tierra donde el agua se encuentra en estado sólido, como el hielo de mares, ríos y lagos, glaciares, etc.) y biósfera (sistema formado por el conjunto de los seres vivos del planeta Tierra).
La Dra. Goubanova añade que existen una multitud de diferentes modelos que van desde modelos conceptuales y modelos simples (como el balance energético de la Tierra), hasta lo más sofisticados, como los modelos del sistema Tierra. “Estos últimos se basan en leyes físicas y representan con ecuaciones matemáticas las múltiples interacciones dentro y entre los componentes del sistema climático, tales como intercambios de calor, agua, momento, componentes químicos etc., que definen la evolución de este sistema a diferentes escalas temporales (de minutos hasta siglos y más)”.
¿Qué se espera para la zona?
¿Y qué podría ocurrir con el clima en la Región de Coquimbo en el futuro? La investigadora menciona que respecto a los cambios en la temperatura del aire cerca de la superficie, “se espera que la región oceánica frente a la región de Coquimbo se calentará menos rápido que la Tierra en promedio. Por lo tanto, en las comunas costeras el calentamiento será relativamente moderado. Sin embargo, la alta montaña experimentará cambios de temperatura mucho más importantes”.
“Por otro lado, al contrario de Chile Central, donde los modelos climáticos concuerdan en una disminución de las precipitaciones promedio en el futuro, la Región de Coquimbo está asociada a varias incertidumbres relacionadas a las proyecciones de precipitaciones. Algunos modelos muestran una disminución; otros, pocos cambios; mientras que otros proyectan un aumento”, agrega la Dra.
¿Y qué se puede hacer para disminuir esta incertidumbre? La investigadora subraya que se necesita la investigación científica sobre varios aspectos: 1) mejor compresión de los procesos físicos regionales y de gran escala que controlan el cambio de precipitación en la región; 2) desarrollo de los modelos climáticos regionales que tomen en cuenta la realidad climática de la región y 3) constante mantención y desarrollo de una red perenne de observaciones, sobre todo en alta montaña, donde existe relativamente poca información climática, pero donde los cambios podrían ser más importantes que en los valles y a la costa.
“Las observaciones largas, con una densidad espacial suficiente es la base no sólo de nuestro conocimiento sobre el clima, su variabilidad y cambio, sino también, son la base para evaluar la confianza que tenemos en los modelos climáticos en la región y entonces en las proyecciones del clima futuro”, añade la Dra. Goubanova, que destaca también la labor de CEAZA-Met, “que mantiene una red de estaciones meteorológicas en la región con varias estaciones en alta montaña, sin embargo, es un desafío importante seguir manteniéndola y asegurar su longevidad”.
Finalmente, y respecto a proyectos de investigación que se enfocan en esta temática en la zona, la científica menciona dos de ellos, liderados por CEAZA: “Research Programm in Climate Action Planning (Planificación de la Acción Climática –CLAP-)” y Fondecyt-Regular “Cambios regionales de la precipitación en Chile subtropical en el clima más cálido”.