El pasado martes 2 de abril, el Centro Cultural Palace de Coquimbo fue el punto de encuentro del seminario llamado “Cambio Climático en Pesquería de Crustáceos y Efectos de Corriente del Niño”, enfocado en el impacto del cambio climático en la pesquería de crustáceos y los efectos del fenómeno de El Niño en esta actividad vital para la región. Reunió a una amplia gama de actores, desde autoridades hasta investigadores y profesionales del sector.
“Los datos de monitoreo son fundamentales para la adaptación y gestión del sector pesquero de diversas maneras. Por ejemplo, en un contexto de cambio global, la literatura ha definido que las variables ambientales en el océano cada vez serán más inhóspitas para desarrollar actividades productivas”, apuntó Pilar Molina, encargada de Vinculación y Transferencia del Conocimiento de CEAZA, quien fue parte de los expositores.
También de parte de CEAZA, el investigador oceanográfico Dr. Víctor Aguilera, presentó información clave. “El día de hoy la finalidad era justamente ver cómo nosotros entendemos, percibimos, medimos e interpretamos la variabilidad del sistema oceánico de la región en virtud de, por ejemplo, El Niño y también a través de modelos”, indicó.
En este sentido, la jornada se destacó por su enfoque en la búsqueda de información científica que permita adaptarse a los efectos del cambio climático en el ambiente marino. Organizado por la Asociación de Industriales Pesqueros (AIP), hubo participación de destacadas entidades como la Subsecretaría de Pesca y Acuicultura (Subpesca), el Servicio Nacional de Pesca (Sernapesca), la Universidad Católica del Norte (UCN), el Instituto de Fomento Pesquero (IFOP) y el Centro de Estudios Avanzados en Zonas Áridas (CEAZA).
El presidente de la Asociación de Industriales Pesqueros y Sonapesca, Osiel Velásquez, recalcó que “está fuerte el cambio climático y el efecto El Niño, hemos visto con preocupación que la gobernanza fue hecha sobre recursos muy estáticos, y hoy el cambio climático nos dice que esto hoy tiene que ser dinámico. Los recursos están alterados: hay cambio de temperatura, de viento, de salinidad, etc. Antes estaban los camarones, hoy día está el langostino, está apareciendo mucha fauna acompañante que antes no estaba”.
Héctor Téllez, gerente de AIP, expresó que “consideramos fundamental lo que se mostró acá, porque nuestro accionar está dirigido hacia la sustentabilidad de nuestros recursos y eso no se logra solamente con actividades comerciales o de la empresa, se requiere la ciencia, por ello estamos comprometidos con la ciencia en la región”.
Asimismo, Cristóbal Reyes, director de Desarrollo Comunitario de la Municipalidad de Coquimbo, se sumó a la jornada, señalando que “lo primero es que Coquimbo tiene 54 kilómetros de costa y no cabe ninguna duda que el diálogo que tenemos desde el punto de vista turístico, también productivo, con todo lo que significan los productos del mar, es muy significativo. Tanto lo industrial como lo artesanal requieren también de una interpretación correcta de los cambios globales desde la ciencia”.
Alcances de la problemática
“Sin ir más lejos, hoy día mismo se está llevando a cabo una serie de protestas en Concepción debido a que los pesqueros demersales (peces que viven cerca del fondo del mar) no tienen sardina ni anchoveta y no pueden subsistir. Entonces es una problemática al nivel casi país que enfrenta la pesca”, detalla el investigador Aguilera.
De manera que este tipo de iniciativas se vuelven fundamentales en un contexto donde el cambio climático está generando cambios significativos en los ecosistemas marinos, afectando directamente a las comunidades que dependen de la pesca para su sustento.
Pilar Molina concluye que es clave “detectar cambios en la temperatura del agua, la salinidad, oxígeno, los patrones de corrientes y otros factores oceanográficos que ayudan a identificar patrones de migración de especies y predecir cambios en el ecosistema marino debido al cambio climático. Finalmente, la información de monitoreo oceanográfico, nos permite tomar decisiones para la gestión de los planes regionales de adaptación al cambio climático”.