El Argopecten purpuratus, conocido como “ostión del norte”, es una especie de relevancia comercial en las zonas costeras de la Región de Coquimbo. Durante un muestreo de un año completo, un equipo de investigadores examinó los efectos de los eventos de afloramiento costero en la microbiota de estos animales, utilizando análisis moleculares e histológicos.
“Las enfermedades generan pérdidas millonarias en los cultivos marinos. En Chile, el 90% de los ostiones se producen en esta región. Analizar la microbiota, es decir, la comunidad microbiana asociada al animal, nos permite identificar microorganismos benéficos y potencialmente patógenos. Estos análisis facilitan un monitoreo preventivo ante posibles amenazas para los cultivos”, explica la Dra. Roxana González, investigadora del Centro Científico CEAZA.
El estudio “Impacts of climate-driven upwelling intensification on the microbiota and health of cultivated scallops” fue llevado a cabo por el Laboratorio de Fisiología y Genética Marina (FIGEMA) y el Centro de Estudios Avanzados en Zonas Áridas (CEAZA), en colaboración con la Universidad Católica del Norte (UCN), la Universidad del Alba (UDALBA) y el Centro de Innovación Acuícola (AquaPacífico).
“Nos enfocamos en el ostión porque es una especie cuya producción ocurre fundamentalmente en esta región y las predicciones de cambio climático sugieren un aumento futuro en frecuencia y en intensidad de estos eventos de surgencia. Durante estos eventos, convergen condiciones ambientales como bajas concentraciones de oxígeno, acidificación y temperaturas bajas, que pueden ser perjudiciales para el organismo”, señala.
La surgencia costera se refiere al ascenso de aguas profundas con condiciones físico-químicas que pueden resultar estresantes para los organismos marinos. Los ecosistemas que viven en el contexto de eventos de de surgencia, aclara el reporte científico, están fertilizados por aguas profundas ricas en nutrientes, que también son más frías y tienen bajas concentraciones de oxígeno (O2) y altas concentraciones de dióxido de carbono (CO2) (pH bajo), lo que genera condiciones locales de enfriamiento, desoxigenación y acidificación en los hábitats costeros.
En este marco, el objetivo de los investigadores fue dar respuesta a cómo estos eventos, afectan la microbiota de los ostiones, crucial para evaluar la salud. “La microbiota asociada a organismos vertebrados e invertebrados puede beneficiar al animal mejorando la utilización de nutrientes, tolerancia ambiental y resistencia a patógenos”, comenta la especialista.
Los tipos de bacterias que se encontraron
“Hicimos asociaciones entre la intensificación de los eventos de surgencia y los cambios generados en la microbiota. Encontramos resultados interesantes: durante los eventos de surgencia intensos, observamos un aumento en la cantidad de bacterias en la hemolinfa del ostión, equivalente a la sangre en los humanos. Los ostiones albergan una microbiota diversa en todos sus tejidos, con variaciones notables en su respuesta a los cambios ambientales”, comenta la Dra. González
De acuerdo a la investigadora, se identificaron muchas bacterias asociadas con la utilización de nutrientes específicos, lo cual es lógico, porque los eventos de surgencia generan un aumento de nutrientes en el agua. “Pero también encontramos muchos microorganismos patógenos”, agrega.
Por un lado, se identificaron bacterias beneficiosas como Colwellia, que pueden aportar ventajas nutricionales. Sin embargo, también se observó un preocupante aumento de bacterias patógenas, como Francisella halioticida, Vibrio y Photobacterium. Además, se detectaron signos de daño en los tejidos del ostión, incluyendo infiltración hemocítica (acumulación temporal de hemocitos, las células de defensa de los ostiones, en respuesta inicial a infecciones o lesiones) y lesiones granulomatosas (estructuras organizadas formadas por hemocitos para aislar y contener cuerpos extraños).
La científica señala que “se han identificado algunos microorganismos conocidos normalmente como patógenos oportunistas de bivalvos, como Vibrio, pero también hemos encontrado patógenos que no están descritos en esta especie. Esto es muy interesante porque son patógenos que están emergiendo en los cultivos de otros moluscos a nivel mundial y no sabíamos que estaban presentes también aquí en esta especie de ostión”.
“Es crucial registrar la presencia de estos microorganismos, que emergen en ciertos períodos, especialmente durante surgencias intensas, para gestionarlos adecuadamente en el futuro”, explica.
Este trabajo fue apoyado por la Agencia Nacional de Investigación y Desarrollo (ANID) a través un proyecto FONDECYT Postdoctoral #3220568. Este estudio permite reconocer los desafíos actuales en cuanto a la gestión del recurso ostionero, así como permite encaminar esfuerzos hacia la adaptación frente a un clima cambiante.
El Consorcio CEAZA está integrado por el Gobierno Regional, Universidad de la Serena (ULS), Universidad Católica del Norte (UCN), el Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA) y el Centro de Estudios Avanzados en Zonas Áridas (CEAZA).