De acuerdo al Dr. Teodoro Coba de la Peña, investigador de CEAZA, la contaminación del suelo por metales pesados “se da habitualmente por actividades humanas. En este caso, mineras y agrícolas, porque con frecuencia se utilizan fertilizantes y pesticidas con alto contenido de metales pesados y acaban contaminando los suelos agrícolas. En Chile, sobre todo en el norte y centro del país, se ha dado un problema importante de contaminación ambiental”.
En entrevista con Cooperativa Ciencia, el Dr. Coba de la Peña explicó su investigación, que propone una alternativa para descontaminar suelos con metales pesados.
En primer lugar, los metales pesados —como cobre, cadmio, mercurio, plomo— y metaloides (el arsénico) pueden llegar a quedar acumulados en el suelo. Pero lo más importante es que no se degradan, pudiendo permanecer como contaminantes en el medio ambiente durante décadas o siglos.
Por consiguiente, estos metales generan un impacto ambiental así como efectos en la salud humana.
“¿Cómo podemos solucionar, descontaminar o estabilizar suelos contaminados con metales pesados? Hay soluciones químicas y físicas (remoción, cubrir con rocas, etc), que suelen ser caras o poco prácticas”, señala el investigador, quien buscó una solución considerando este contexto.
Una respuesta coherente fue una aproximación biotecnológica: utilizar plantas tolerantes a metales pesados para descontaminar o estabilizar suelos contaminados. Método que se denomina fitorremediación. Una estrategia de bajo coste y más respetuosa con el medio ambiente, según el Dr. Coba de la Peña.
Ya sean metales pesados, como ciertos residuos orgánicos, petróleo, etcétera, “hay plantas que son tolerantes a estos compuestos y los acumulan en sus tejidos: en las raíces y/o en la parte aérea. Entonces estabilizan los metales o contaminantes. Se pueden poner diferentes cosechas para ir descontaminando completamente el suelo”, comenta.
Entonces, ¿con qué plantas se puede realizar la fitorremediación?
Cultivos de quínoa para descontaminar
El Proyecto Fondecyt Regular 1220589, “Estrés y tolerancia inducida por metales y metaloides en Chenopodium quinoa Willd”, que es liderado por el Dr. Coba de la Peña, propone evaluar la tolerancia a cobre y arsénico de diversas variedades de quínoa, ya que estos son los contaminantes más importantes en el centro y norte del país.
“Lo que hemos hecho en el proyecto es partir de unas 20 variedades de quínoa que son originarias tanto del norte, como del centro y sur de Chile. Algunas provenientes del altiplano (Arica, Tarapacá, Antofagasta), algunas son del centro del país (O’Higgins) y algunas variedades también son del sur (de la zona de La Araucanía hasta Los Lagos). Entonces, hicimos un estudio comparativo de tolerancia de estas plantas al cobre y al arsénico”, detalla el investigador.
Uno de los resultados, es que el equipo ha determinado que las variedades de quínoa de la zona central de Chile, y algunas del norte, son más tolerantes al cobre, y las del sur son más sensibles.
“Las concentraciones naturales habituales de cobre en los suelos del norte y de la zona central son mayores que en el sur. Entonces, tiene sentido”, indica.
Estos resultados sugieren que las diferentes especies de quínoa poseen una amplia variedad genética, y que ha tenido lugar un proceso de adaptación de estas variedades a sus respectivos suelos a lo largo de generaciones de cultivo.
Actualmente estamos comprobando la capacidad de acumulación de metales pesados en las variedades tolerantes de quinoa que hemos seleccionado, a fin de evaluar su capacidad como planta fitorremediadora.
Por otro lado, surge la interrogante, ¿puede descontaminarse una superficie por completo?
De acuerdo al Dr. Coba de la Peña, “si la planta puede acumular los metales pesados en la parte aérea, se podría descontaminar el suelo gradualmente mediante fitorremediación, aunque claro, llevaría tiempo, años. La parte aérea se podría ir cosechando y se podría ir haciendo nuevas cosechas”.
Si la planta acumula metales pesados principalmente en la raíz, pueden ayudar a estabilizar estos contaminantes, es decir, los inmovilizan y minimizan su dispersión al medio ambiente.
En cuanto a las plantas que se eliminan, lo ideal es almacenarlas en un contenedor de residuos controlado, recomienda el especialista, y se podrían ir poniendo nuevas cosechas de plantas que irían acumulando metales. Entonces, se genera el procedimiento hasta llegar a buenas condiciones.
Este proyecto se ha realizado con la colaboración de los Dres. Luisa Bascuñán-Godoy y Enrique Ostria-Gallardo, profesores de la Universidad de Concepción y co-investigadores de este proyecto.
Periodista: Catalina Velasco