Iniciativas de CEAZA fueron reconocidas en la cumbre Líderes CTCI del nodo CIV-VAL

El encuentro, que reunió a representantes del ecosistema científico, público y privado de la Región de Coquimbo, destacó el trabajo colaborativo del CEAZA en materia de recursos hídricos y formación de capital humano, así como las tesis seleccionadas por el Nodo CIV-VAL que buscan soluciones concretas para los desafíos del territorio. 

Más de 80 representantes de instituciones académicas, centros de investigación, empresas y organismos públicos participaron en la Cumbre de Líderes CTCI organizada por el Nodo CIV-VAL en La Serena. En la oportunidad, el Centro Científico CEAZA recibió reconocimientos en el marco del programa “Tesis con impacto en el territorio” y un perfil de proyecto que recibirá asesoría para su financiamiento. La jornada marcó el cierre de una serie de encuentros interdisciplinarios desarrollados durante el 2025 con el objetivo de acelerar el impacto territorial de la ciencia, la tecnología, el conocimiento y la innovación (CTCI) en la Macrozona Centro. 

El Nodo CIV-VAL, integrado por nueve instituciones, entre ellas CEAZA, la Universidad Católica del Norte, la Universidad de La Serena y la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso,  busca fortalecer la vinculación entre el conocimiento científico y las necesidades del territorio, generando redes, proyectos colaborativos y programas de formación que favorezcan la transferencia de soluciones reales.

Karina Salas, gestora tecnológica del Nodo CIV-VAL, destacó las iniciativas del Centro Científico CEAZA y el trabajo en conjunto entre CEAZA y el Nodo: “Uno de los socios claves del Nodo CIV-VAL es CEAZA, representado por Carlos Olavarría, quien nos ha acompañado desde que partió este proyecto, que hoy se encuentra en su cuarta etapa. Además, una de las áreas del Nodo que se priorizaron fue trabajar en estos encuentros de líderes CTCI durante todo el 2025, en el cual han participado distintos profesionales de CEAZA”.

Igualmente, Carlos Olavarría, director ejecutivo del CEAZA valoró la colaboración sostenida con el Nodo y la relevancia de vincular la ciencia con las comunidades. “CEAZA ha estado involucrado con el Nodo CIV-VAL desde sus inicios, promoviendo el impacto de la ciencia en los distintos territorios. Somos una de las nueve instituciones que buscamos que los beneficios de la ciencia, la tecnología, el conocimiento y la innovación lleguen a las personas”, señaló.

Sobre los encuentros de líderes CTCI, Karina Salas destacó: “Durante este año realizamos tres encuentros: primero abordamos desafíos territoriales priorizados; luego desarrollamos un laboratorio de soluciones y finalmente trabajamos en la creación de perfiles colaborativos. Uno de estos perfiles, enfocado en recursos hídricos, fue impulsado por la investigadora de CEAZA Giulia De Pasquale, quien, junto a otras instituciones públicas y privadas, diseñó una propuesta de plataforma que centralizará la información del recurso hídrico por cuenca en la Región de Coquimbo”, detalló. 

Además, Carlos Olavarría , director ejecutivo de CEAZA, destacó la intención de fortalecer la colaboración entre ciencia y los distintos actores del territorio para responder a las necesidades locales de forma más específica: “ El Nodo ha permitido articular áreas estratégicas como recursos hídricos, alimentos y biodiversidad con el trabajo que realizamos en la Región de Coquimbo. Actualmente, está en un proceso de regionalización de su hoja de ruta, lo que permitirá generar impactos más específicos y fortalecer el trabajo colaborativo junto a universidades y centros de la macrozona”, añadió.

Innovación con propósito

Entre las investigaciones destacadas dentro del programa “Tesis con impacto en el territorio” se encuentra la de  Mónica Astorga, abogada del CEAZA, quien desde el ámbito del derecho aborda el impacto de la falta de acceso al agua potable en zonas rurales, con especial énfasis en las mujeres y comunidades indígenas: “Lo que la tesis pretende es visibilizar la falta de cumplimiento de la obligación estatal respecto al derecho a la vida, concadenado con el derecho al acceso al agua potable, y poder visibilizar de alguna manera los efectos que la falta de acceso al agua potable tiene en las zonas rurales, en las mujeres, y sobre todo en aquellas mujeres que tienen la condición de indígenas, que son afectadas por una cuádruple discriminación”, explicó.

“Se conoce ampliamente que la falta de acceso al agua potable trae efectos para la población en general, como la pobreza y la afectación a la salud. En el caso de las mujeres se ven afectadas además porque en las zonas donde no hay acceso al agua potable, por ejemplo, no hay colegios, entonces hay falta de educación. Además, las mujeres son las que están a cargo de conseguir el agua para su hogar, ¿no? Pero en el caso, además de las mujeres indígenas, existe una cuádruple discriminación que tiene que ver con la etnia, la zona geográfica donde viven, la pobreza, y como aparece ahí también en su calidad de mujer”, destacó la tesista.

Otra tesis reconocida fue la de Daniela Contreras, del Laboratorio de Paleoclima de CEAZA, quien estudia el impacto histórico de la actividad humana en el humedal del río Elqui: “El estudio que realizamos busca entender cómo ha cambiado el humedal a lo largo del tiempo. Tomamos testigos sedimentarios que abarcan desde 1846 hasta la actualidad y pudimos observar distintos ciclos de impacto humano: primero por la minería, con la fundición Lambert en el siglo XIX, y luego por el crecimiento agrícola más reciente”, explicó.

Sobre la relevancia de la investigación, Daniela Contreras destacó: ““La importancia de este estudio radica principalmente en cómo podemos remediar los suelos, especialmente los de los humedales, que son fuentes de alta biodiversidad en la zona. A partir de esto, es posible explorar distintos tipos de remediación para lograr suelos más sanos y mantener a los humedales como reservorios de biodiversidad”.

La cumbre también incluyó el reconocimiento a los Gestores CTCI, profesionales que participaron del curso formativo organizado por el Nodo y certificado por la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, además de la exposición del académico Javier Traslaviña, quien abordó el “Mindset y métodos de innovación para formular desafíos colaborativos para el territorio”.

Con estas actividades, el Nodo CIV-VAL cerró un año marcado por la colaboración y la articulación entre actores científicos, públicos y privados, consolidando su propósito de transformar el conocimiento en soluciones concretas para el territorio y seguir fortaleciendo el ecosistema de innovación en la Región de Coquimbo y la Macrozona Centro.

Ciencia para mejorar la calidad de vida

Durante la jornada se realizó la presentación de pósters científicos del programa Tesis para Impactar el Territorio, iniciativa que busca visibilizar y acompañar investigaciones de pre y posgrado con potencial de aplicación local. En su segunda versión, el programa abordó áreas como alimentos, biodiversidad y recursos hídricos, e incorporó además la temática de remediación de suelos, surgida desde las necesidades regionales. 

“El programa busca rescatar tesis que estén en ejecución o ya finalizadas, pero que tenga la posibilidad de llevarse al territorio, aplicarse y seguir desarrollándose más allá del documento académico”, explicó Priscila Beltrán, gestora territorial del Nodo CIV-VAL y encargada de iniciativas priorizadas de capital humano. “De esta forma, las investigaciones pueden transformarse en soluciones reales que aporten al desarrollo sostenible y a la mejora de la calidad de vida de las comunidades”, agregó.