Alianza científica internacional visita Chile para impulsar investigación sobre la respuesta humana al cambio climático mediante el estudio del pasado

El encuentro, realizado en el Laboratorio de Paleoclima del Centro Científico CEAZA, en La Serena,  reunió a especialistas en arqueología y paleoecología que buscan comprender cómo las comunidades del pasado enfrentaron cambios ambientales y qué enseñanzas pueden aportar frente al escenario climático actual.

En marco del proyecto “Abordajes arqueológicos y paleoecológicos para comprender las adaptaciones humanas al cambio ambiental”, investigadores de la Universidad Alberto Hurtado, el Centro Científico CEAZA, el Institut Català de Paleoecología Humana i Evolució Social (IPHES), el Instituto de Arqueología de Mérida y el Centro Austral de Investigación Científica (Argentina), se reunieron para compartir metodologías y experiencias en el estudio de la relación entre los cambios ambientales y las comunidades humanas.

La iniciativa contempló tanto una visita del equipo chileno a España como la posterior llegada de los investigadores españoles a Chile, donde compartieron metodologías vinculadas al análisis de microrestos vegetales, polen y fitolitos, componentes esenciales para reconstruir la vegetación y el clima del pasado. 

Sobre el proyecto, Antonio Maldonado, investigador del CEAZA, destacó: “El objetivo es generar esta relación entre investigadores de España y de Chile, principalmente de arqueología de la Universidad Alberto Hurtado, pero también con nosotros en el CEAZA por la parte de paleoecología, que ellos no tienen. Hacemos un buen complemento y ya existe una relación de trabajo previo, que ahora se amplía al ámbito internacional”. 

Durante la estadía del equipo chileno en España, pudieron conocer el Instituto IPHES, explorar sus colecciones, tanto fósiles (humanas y animales), como de referencia actual y profundizar en técnicas de microscopía y análisis orientadas a la arqueología. La visita también permitió revisar procedimientos de procesamiento y tratamiento de muestras paleoecológicas, incluyendo microrestos vegetales y restos carbonizados de plantas.

Durante esta etapa en Chile, se desarrolló la parte recíproca del intercambio, en el que, además del equipo español, participó un investigador del Centro Austral de Investigación Científica de Argentina. En este contexto, el grupo de investigadores visitó las localidades de Punta de Choros y Caleta Chañaral de Aceituno. “Ahí se encuentran sitios arqueológicos de cazadores-recolectores marinos, que son un poco distintos a los que tienen ellos, con otras escalas temporales, otras escalas de análisis, pero la idea es alinear metodologías y articular el trabajo que realizan allá con el que desarrollamos aquí”, detalló Maldonado.

Desde España, Isabel Expósito, investigadora del IPHES, destacó el valor científico y formativo del encuentro: “En el laboratorio exploramos la metodología que usamos para la extracción tanto de polen como de fitolitos, compartiendo nuestras experiencias y adaptándolas a las muestras traídas desde aquí. Fue una experiencia interesante, porque pudimos compartir nuestras metodologías, tanto la que utilizamos en CEAZA como la que aplicamos en nuestro laboratorio”.

Sobre este intercambio, añadió que las diferencias detectadas en ambos procedimientos podrían contribuir a optimizar los procesos del futuro: “Hay algunas pequeñas variaciones que yo creo, en el fondo, nos pueden también ayudar a hacer un poco más efectivos nuestros tratamientos de extracción. En lo personal fue una experiencia muy enriquecedora y espero que también lo haya sido para ellos”.

Por su parte, Boris Santander, académico de la Universidad Alberto Hurtado, resaltó el propósito interdisciplinario del proyecto: “Buscamos reconciliar dos disciplinas que trabajan muy bien juntas: la arqueología y la paleobotánica, o las ciencias que estudian el paleoambiente. Estamos visitando localidades del Archipiélago de Humboldt para conocer de primera fuente cómo las comunidades viven y enfrentan hoy el cambio ambiental y la desertificación, y cómo esa información puede ayudarnos a encontrar soluciones colectivas”, destacó.

El investigador adelantó que el trabajo científico irá acompañado de un diálogo activo con actores locales, buscando fortalecer el vínculo entre la investigación y las realidades del territorio: “Vamos a establecer algunas reuniones con comunidades locales, con las comunidades changas, con agentes turísticos de sectores productivos no extractivos, que en el fondo son representantes de estrategias que están tomando las comunidades a fin de mantener un modo de vida que se ve amenazado por los riesgos y peligros intrínsecos del cambio ambiental y del cambio climático”. 

La iniciativa se enmarca en un esfuerzo mayor por construir una red internacional de investigación que, a través del estudio del pasado, aporte nuevas perspectivas para comprender los desafíos ambientales actuales y futuros.