A través de un kit generado en laboratorio, que incluye el uso de luz ultravioleta y que tomaría sólo minutos en funcionar, investigadores de Chile y Perú intentan detectar la presencia del COVID-19 sobre superficies de objetos como mesas, teléfonos celulares, computadores, entre otros, en lugares públicos de alto potencial de transmisión, como hospitales o aeropuertos.
Para el desarrollo del método, los investigadores chilenos están sintetizando diferentes péptidos marcados con sondas fluorescentes, los cuales están constituidos por cadenas cortas de aminoácidos, es decir, pequeñas moléculas derivadas de proteínas. Estos péptidos sintéticos simularán una parte o lugar del receptor ECA2 (enzima convertidora de angiotensina 2), el cual se encuentra presente en las membranas de las células de nuestro organismo, el que a su vez es reconocido por el virus SARS-CoV2 causante de la enfermedad COVID-19.
“La idea es que si uno toma una muestra con un cotonito de algodón, desde la superficie donde potencialmente se encuentra el virus, y luego se coloca este en un frasco que contiene anticuerpos contra el virus, más los péptidos acoplados a sondas fluorescentes, se logrará la detección del SARS-CoV2 al aplicar una luz UV, lo cual se verá reflejado al observar un cambio en la fluorescencia. De esta forma, podremos saber si el virus está presente en la superficie”, señala la Dra. Paula Santana, investigadora de la Universidad Autónoma (UA) y líder de la iniciativa.
Por otro lado, de forma complementaria, los científicos peruanos están generando anticuerpos de alpacas frente a la “proteína Spike” de COVID-19, nombre en inglés dado por la forma que adquiere esta molécula en la corona del virus y que el mismo virus utiliza para invadir las células del huésped. A su vez, también en Chile se trabajará en la fijación de los anticuerpos específicos contra la proteína Spike.
Según el Dr. Alberto Manchego, de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (UNMSM), Perú, estos anticuerpos de camélidos se utilizan por su factibilidad de ser replicados a nivel de laboratorio.
“Los camélidos tienen unos genes que forman estructuras de anticuerpos que sólo tienen los sitios de unión al antígeno (moléculas que provocan una respuesta inmunitaria del cuerpo). Estos, son menos pesados y más pequeños en estructura. A ellos se les denomina nanoanticuerpos. Son mucho más fáciles de producir biotecnológicamente en laboratorio. En contraste, para producir un anticuerpo convencional que sólo se puede generar en animales”, explica el especialista.
El Dr. Manuel Ahumada, de la Universidad Mayor e integrante del proyecto, manifiesta que el método de detección que ellos están elaborando se diferencia de los actuales, como el PCR o el de saliva, que implican un examen relativo a la persona. En cambio, el de detección, que el equipo elabora, es aplicado a elementos que rodean nuestro diario vivir y que le otorgan un carácter más bien preventivo.
Necesidad de detección rápida
Además de la transmisión del virus de manera directa, por estornudos, respiración cercana entre individuos, la ciencia ha establecido que existe posibilidad de contagio por contacto en superficies. En ese marco, se sabe que el virus tiene distintos períodos de vida, dependiendo de la superficie en que se encuentre. Por ejemplo, en ropa y madera dura dos días; en superficies de acero, plástico, mascarillas quirúrgicas siete días; en cobre ocho horas, vidrio y papel moneda cuatro días.
El Dr. Claudio Álvarez, investigador del CEAZA y también parte del equipo de la iniciativa, señala que es muy probable que el COVID-19 se convierta en un virus endémico, y podría estar presente por varios años más. Debido a ello, para espacios públicos se requiere generar nuevas formas de detectar el virus, que sean una alternativa a técnicas sensibles como la reacción en cadena de la polimerasa (PCR). En ese sentido, plantea que de alguna forma los países tendrán que generar herramientas para detectar el virus de diferentes maneras. “Una de ellas es detectar el virus en los artículos que transportan las personas”.
“Lo que se ha visto, por ejemplo, es que las superficies de los celulares son una de las principales fuentes donde se puede detectar el virus. Por lo tanto, si se quisiera hacer una detección in situ, es decir, en el artículo que está transportando una persona, no lo podrías saber por medio de un PCR u otro método de los que existe actualmente, porque los tiempos no son los apropiados y porque sería muy costoso”, explica el Dr. Álvarez.
El especialista detalla que espera probar el sistema en espacios públicos como hospitales, para lo cual se está colaborando con el Dr. Rodrigo Pereira del Hospital La Higuera de Talcahuano, desde donde se espera obtener muestras de potenciales superficies infectadas con COVID-19.
Variantes del virus
Si bien la propuesta fue presentada antes de la aparición de las variantes del virus, como la Delta, los científicos señalan que las nuevas mutaciones reportadas que presentan un mayor riesgo, también podrían ser reconocidas por el método que ellos elaboran.
“Nosotros no queremos generar un antiviral. Lo que buscamos es que las moléculas con las que trabajamos interaccionen con el virus y si ellos modifican residuos para potenciar su interacción con el receptor presente en nuestra células, será mejor para poder detectar el virus. Entonces, las variantes afectan positivamente el resultado de este método de detección”, afirma la Dra. Santana.
Colaboración Chile-Perú
El proyecto es financiado por la Agencia Nacional de Investigación y Desarrollo (ANID) de Chile, junto al Consejo Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación Tecnológica (CONCYTEC) del Perú. Junto a los científicos, colaboran sus colegas doctores Cristian Tirapegui (UA), Dra. Nieves Sandoval (UNMSM), Sergio Pezo (UNMSM), Mercy Ramírez (UNMSM) y Antonio Herrera (UNMSM). A través de esta iniciativa se fortalecerá la colaboración multidisciplinaria, para impulsar el desarrollo del capital humano avanzado de ambos países en temáticas de biotecnología aplicada en salud, y en el establecimiento de acuerdos de colaboración en I+D.
Nombre del proyecto: «Sistema de detección rápido de SARS-CoV2 en superficies: una potencial herramienta de prevención para espacios públicos»