A finales de agosto un equipo multidisciplinario de científicos y científicas exploraron la remota zona del Istmo de Ofqui, durante la exigente temporada invernal de la Patagonia chilena. Este lugar guarda increíbles secretos científicos que aún no habían sido explorados en tal magnitud por las diversas disciplinas.
Oceanógrafos, especialistas en especies marinas, tanto mamíferos como bentónicas, limnólogos, arqueólogos y paleoecólogos conformaron la segunda expedición al Istmo de Ofqui, la cual tuvo una primera exploración durante el año 2021, en ambas oportunidades se tomaron diversas muestras del “casi intacto” estado del Golfo de Penas, un ecosistema que reúne una desembocadura glaciar, el mar, la Laguna San Rafael, desembocadura de ríos, el hábitat de ballenas en riesgo de extinción, una de las más extensas playa de Chile e intervenciones humanas que intentaron abrir una senda entre el mar y la laguna. Todas estas características reúnen el sector conocido como Istmo de Ofqui, ubicado en el golfo de Penas, región de Aysén, una zona que para los investigadores de las ciencias humanas y naturales sigue siendo aún un misterio con gran potencial científico.
Conversamos en detalle con las diferentes líneas de estudio que abordó la reciente expedición, la que reunió a científicos y científicas de tres centros de nuestro país, desde Aysén el Centro de Investigación en Ecosistemas de la Patagonia (CIEP), organizadores de la campaña, desde Coquimbo el Centro de Estudios Avanzados en Zonas Áridas (CEAZA), especialistas en mamíferos marinos y desde la región del Biobío, el Centro Copas Coastal, quiénes tienen una sede en la comuna de Tortel y gran experiencia oceanográfica.
Ecosistemas dulceacuícolas
En término de ecosistemas dulceacuícolas el equipo de CIEP pudo describir de manera preliminar las características limnológicas de este territorio, con dos grandes cuencas, los ríos San Tadeo y Nevado que drenan agua de glaciar, además de un extenso sistema de humedales y lagunas, los cuales probablemente está fuertemente influenciado por la zona costera. El biólogo Luis Uribe relata, “nos encontramos con un gran desafío para tener acceso a estos cuerpos de agua tierra adentro, pudiendo solo tomar muestras (calidad de agua y biodiversidad de macroinvertebrados) en los lugares más cercanos a la línea de costa, a excepción del río San Tadeo, el cual remontamos con zodiac aguas arriba tomando muestras de agua de varios de sus afluentes, con el fin de entender la dinámica físico-química de su drenaje y cómo esta agua influye en el estuario y la productividad marina costera. En general, nuestro objetivo principal fue recorrer el territorio, observarlo y hacer nos preguntas con enfoque científico para a futuro poder estudiar y entender la interacción terrestre-marina de estos ecosistemas dulceacuícolas tan lejanos de los efectos antropogénicos”.
Paleoecología y arqueología
Con el fin de realizar estudios Paleoecológicos se tomaron muestras de musgos, para análisis de polen, en sitios con diferentes características ecosistémicas, lo que permitirá generar una colección de lluvia de polen moderno en un área sin registros previos. Este primer avance busca entender qué especies de plantas influyen en determinados espacios, así también cuál es la potencia de la señal antrópica en el paisaje. A futuro se espera construir una imagen integra de estos procesos y entender cómo ha cambiado a través del tiempo el paisaje de esta zona. Junto a lo anterior, se realizaron prospecciones arqueológicas entendiendo los distintos procesos territoriales que se han dado en el área, tanto en términos de habitabilidad de pueblos indígenas canoeros, como también de procesos históricos, especialmente asociados a la construcción del canal en el istmo de Ofqui. Estas aproximaciones, complementándose con los hallazgos encontrados en la expedición 2021, permitieron registrar y descartar zonas con material histórico-arqueológico, proyectando a futuro nuevos sitios que puedan albergar algún tipo de evidencia cultural de tiempos pasados.
Ecosistemas Marinos
En relación con la caracterización de los sistemas bentónicos; aquellas especies que habitan en fondo marino, la Dra. Paula Ortiz, relata “pudimos observar una playa de arena de gran extensión, con características de playa reflectiva y una zona de rompiente de intenso oleaje, en esta playa se identificaron macroalgas a la deriva como huiros (Macrocystis pyrifera) y cochayuyo (Durvillea antárctica) el cual sirve de fuente de alimento para pequeños crustáceos. Debido a las condiciones climáticas y oleaje no pudimos trabajar en la desembocadura del glaciar San Quintín; Y nos enfocamos en la bahía San Quintín ubicada al norte de Golfo de Penas, lugar donde desemboca el rio San Tadeo y se ubican el Seno Aldunate. En esta área más protegida del oleaje, observamos la influencia del río y la alta sedimentación en el fondo marino, el cual se caracterizó por presentar fondos blandos, es decir un sedimento fino tipo fango, el cual fue muestreado mediante el despliegue de un equipo mecánico que nos permitió colectar muestras de sedimento para caracterizar diferentes parámetros sedimentarios como granulometría, contenido de materia orgánica total, potencial Redox y pH, clorofila en sedimentos y la fauna que vive en estos ambientes. Las muestras de sedimento nos indican en una primera instancia influencia glacial dado el color gris claro, textura fina y bajo contenido de materia orgánica, lo que repercute en bajas biomasas y densidades de fauna”.
Otro factor importante para conocer el estado de salud de los ecosistemas marinos son aquellos estudios relacionados a la columna de agua, donde se obtuvieron muestras para caracterizar en términos físicos; como temperatura, salinidad y oxígeno, como también, químicos; concentración de nutrientes y biológicos; concentración de clorofila, carbono orgánico disuelto, composición de la comunidad bacteriana/fitoplanctónica. Estas muestras podrán dar luces del estado de este sector con bajo impacto antropogénico, para la Dra. Paulina Montero, jefa de la expedición y oceanógrafa, el ecosistema estudiado presentaba las siguientes características a primera impresión, “hasta el momento la data de los perfiles físicos nos indica que tenemos una zona bastante oxigenada, con concentraciones entre 6.8 y 7.5 ml/L de oxígeno disuelto en todas las estaciones de muestreo. En aquellas donde se buscó estimar la influencia del agua tanto fluvial como glacial en el océano costero, presentó profundidades menores a los 15 metros. Dada la alta intensidad del viento en la zona y las condiciones de invierno, pensamos que habrán bajas concentraciones de comunidades microplanctónicas”.
El Dr. Carlos Olavarría, director ejecutivo Centro Científico CEAZA, especialista en mamíferos marinos, relata sus hallazgos, “en el grupo Mar de CEAZA tenemos una línea de investigación que está centrada en las ballenas y su relación como predadores tope en el ecosistema marino y las condiciones oceanográficas de los lugares en que se encuentran estos animales. En particular, el golfo de Penas es un sector que hemos estado trabajando desde hace ya varios años para tratar de entender la mortandad masiva de ballenas sei que ha estado ocurriendo desde el año 2015 en adelante. La segunda investigación que estamos realizando es sobre ballenas franca, tratando de entender los patrones de uso de este lugar, por parte de la hembra y las crías. Se piensa que la población de ballenas franca de este sector es muy reducida y que a lo largo de Chile se plantea que está en peligro crítico, por lo tanto, identificar pareas de reproducción y crianza de la ballena franca es primordial para poder después establecer medidas de conservación”.
El especialista detalló que se monitoreó la costa del sector norte del golfo de Penas para investigar sobre nuevos varamientos de ballenas sei y posteriormente hacer análisis genéticos de sus tejidos. Además, indica que no se encontraron ejemplares de ballenas franca pero que es “importante seguir este monitoreo año tras año, porque esta población es muy reducida y se considera que está en peligro crítico, por lo que se necesita saber si hay áreas de concentración durante su época de reproducción”.
“A pesar de no haber obtenido tanta data en esta expedición, es muy importante continuar estos estudios y el monitoreo en este sector porque es unos de los lugares a nivel mundial donde se ha concentrado la mayor mortandad de ejemplares de ballenas sei, todos los años estamos encontrando nuevos ejemplares muertos, algo está sucediendo que aún no logramos comprender. En el caso de las ballenas franca, se trata de una población con tan pocos ejemplares que todavía no ha sido capaz de recuperarse después de la ballenería comercial, por lo que es importante encontrar lugares donde las hembras con sus crías vivan sus primeros meses de crianza, y en Chile aún no logramos identificarlos, pero estamos apostando que eso está ocurriendo en algún lugar del golfo de Penas”.
Como bien relatan las y los científicos, aún son muy recientes los estudios y hallazgos, sin embargo, para poder establecer una base del estado del ecosistema, como del comportamiento de las ballenas o de indicios del pasado de este sector, es necesario tomar muestras, analizarlas, para así, corroborar o descartar teorías. En base a ello, se espera continuar con las campañas multidisciplinarias en diferentes épocas del año y con diversidad de especialidades, las que sin dudan, se suman y potencian en el trabajo conjunto.