Hoy domingo 23 de julio se celebra el Día de la Ballena, fecha en la que quisimos destacar los esfuerzos de un grupo de científicos, que logró seguir por primera vez los movimientos de una ballena fin en la corriente de Humboldt durante el invierno e identificar que al menos una parte de la población, utiliza zonas costeras durante dicha época del año.
Un ejemplar de ballena, se encuentra recorriendo el océano, muy cerca de la costa, entrando incluso a bahías, frente a ciudades del centro norte de Chile tales como Caldera, La Serena, Valparaíso y Concepción. Específicamente, se trata de la especie ballena fin (Balaenoptera physalus), animal que se caracteriza por recorrer grandes extensiones para alimentarse y reproducirse, entre otras actividades. “Las ballenas son capaces de recorrer muchos kilómetros de manera habitual. La mayoría de las ballenas realizan migraciones estacionales entre áreas tropicales de reproducción y de altas latitudes de alimentación”, destaca el Dr. Carlos Olavarría, director ejecutivo del Centro Científico CEAZA y especialista en mamíferos marinos.
Para conocer más sobre los recorridos que realiza esta especie de ballena, se desarrolló una campaña de marcaje satelital (que consiste en adosar pequeños instrumentos a las ballenas para monitorearlas vía satelital) desarrollada por COPAS Coastal de la Universidad de Concepción, Universidad Austral de Chile, Centro de Estudios Avanzados en Zonas Áridas (CEAZA), Centro de Investigación Eutropia, Centro Ballena Azul, Universidad de Valparaíso y el Instituto Aqualie de Brasil. Investigación que cuenta además, con el permiso de Pesca de Investigación otorgado por la Subsecretaría de Pesca y Acuicultura.
El Dr. Luis Bedriñana, parte del equipo e investigador de COPAS Coastal, explica que por primera vez se lograron monitorear los movimientos de una ballena fin en la corriente de Humboldt durante el invierno “y pudimos ver que además de utilizar el área durante la primavera, verano y otoño, al menos una parte de la población utiliza zonas costeras durante el invierno. Esto sugiere, como también se ha observado en otras poblaciones de ballenas fin en el Golfo de California y el Mediterráneo, que algunas podrían ser residentes anuales de estas zonas costeras, las cuales concentran muchas actividades humanas de riesgo. Esto ha llevado a pensar que estas ballenas podrían enfrentar mayores riesgos que otras especies/poblaciones que estacionalmente utilizan áreas más remotas”.
El Dr. Carlos Olavarría, integrante del equipo científico, relata que “pensábamos que las ballenas fin visitaban el Archipiélago de Humboldt (ubicado en las Regiones de Atacama y Coquimbo) y zonas cercanas para alimentarse en el verano austral, y que posteriormente, se alejaban hacia aguas más oceánicas o que podrían comenzar a migrar hacia aguas más cálidas. Es lo que asumíamos basado en información anterior. Esto al parecer no sucede con todos los ejemplares, y estamos viendo que algunos de ellos se mantendrían en las costas entre el norte y sur de Chile, principalmente en sectores costeros”, indica.
“Los resultados obtenidos durante este estudio refuerzan lo que ya habíamos detectado el año 2015, cuando instalamos transmisores satelitales por primera vez en esta especie en Chile”, señala la Dra. Maritza Sepúlveda, integrante del equipo científico y académica de la Universidad de Valparaíso e investigadora del Centro de Investigación Eutropia.
“Es muy interesante ver como esta especie muestra patrones establecidos de uso de hábitat que se mantienen a lo largo del tiempo, lo que refuerza aún más la importancia de proteger la costa norte-centro-sur de Chile para asegurar la conservación de esta especie”, explica la Dra. Sepúlveda.
Si bien el Instituto de Fomento Pesquero (IFOP) monitorea la población de ballenas fin de la corriente de Humboldt de manera anual, estas prospecciones cubren un área con un límite máximo de 200 km fuera de la costa en su zona más ancha. “Con los transmisores podemos monitorear a los animales vayan donde vayan. Así lo hicimos con las ballenas azules en Patagonia y pudimos descubrir que durante el invierno algunas se van a las islas Galápagos utilizando un corredor de más de 2000 km de ancho, una zona tan vasta y remota que sería imposible de prospectar de otra forma”, puntualiza el Dr. Bedriñana.
El trabajo colaborativo entre las distintas instituciones científicas ha permitido llenar muchos vacíos sobre la ecología de las grandes ballenas en Chile. “La investigación con las marcas es sólo una parte de lo que estamos realizando en cooperación con IFOP y sus cruceros, con CEAZA y los marcajes de alta resolución y enfocados más en los buceos, con las distintas universidades y ONGs, sobre todo con la experiencia del CBA/UACh que empezó con esta técnica en Chile y que ahora aúna fuerzas con Eutropia y la Universidad de Valparaíso para el marcaje de ballenas fin. Son distintas capacidades y finalmente presupuestos, que se combinan para que Chile pueda aprender más de su fauna marina e implementar medidas para conservarla”, finaliza Luis Bedriñana.
De acuerdo a los especialistas, la información que se pueda obtener sobre el itinerario de las ballenas ayuda a proteger sectores claves de hábitat crítico para la sobrevivencia de estas especies, como por ejemplo, el Archipiélago de Humboldt. La Dra. Susannah Buchan, integrante del equipo e investigadora de COPAS Coastal y CEAZA destaca que “es fundamental destacar la importancia del Archipiélago de Humboldt (ubicado en las Regiones de Atacama y Coquimbo) como laboratorio natural que nos permite realizar este tipo de investigaciones del más alto nivel, y nos da la oportunidad de entender la ecología y el uso de hábitat de estas ballenas en Peligro de Extinción, y los procesos oceanográficos que conducen a sus zonas de alimentación. Esta información es altamente relevante para el conocimiento científico y la toma de decisiones en Chile, pero también desde luego puede servir para otras regiones del mundo”.
Día de la Ballena
El 23 de julio de 1982 los países miembros de la Comisión Ballenera Internacional votaron en favor de establecer una moratoria a la cacería comercial de ballenas para que comenzara el año 1986 y continuara indefinidamente con revisiones periódicas. Técnicamente esto se implementó dejando en cero las cuotas permitidas de captura.
Con el tiempo, este día ha marcado un hito en la conservación de las ballenas, se ha extendido a delfines, y se celebra en todo el mundo como el Día Mundial de las ballenas y delfines.
En el contexto de esta conmemoración, el Dr. Rodrigo Hucke, académico de la Universidad Austral de Chile e integrante del Centro Ballena Azul destaca que “estos nuevos antecedentes recopilados con tecnología de punta, nos entregan información valiosísima para redoblar esfuerzos de conservación tendientes a la recuperación de estos grandiosos animales que casi extirpamos de la tierra. En la medida que logremos eso, sus roles ecológicos se fortalecerán y sin darnos cuenta, nos ayudarán en la lucha contra el cambio climático y la restauración de los ecosistemas de los cuales dependemos”.