La investigación considera más de 500 especies de corales y sus ancestros, lo que contribuye al conocimiento sobre organismos que cumplen un rol clave en los ecosistemas marinos del mundo.
“Este trabajo básicamente constituye una revolución en cuanto a cómo se estudia la colonización de un gradiente ambiental, como es la profundidad. Hasta ahora nunca se habían estudiado a este nivel los movimientos históricos de las especies, considerando la velocidad a la que especies actuales y ancestrales se han dispersado en el océano”, plantea la Dra. Ana Campoy para referirse al nuevo conocimiento que aporta reciente investigación publicada en Nature en relación a los corales escleractinios.
La investigación “Deep-sea origin and depth colonization associated with phenotypic innovations in scleractinian coralsse” contempló 513 especies de corales duros para las cuales se conocen las relaciones de ancestro-descendencia, de un total de unas 1.500 especies descritas hasta la actualidad.
De acuerdo a la Dra. Ana Campoy, investigadora del Centro de Ciencias Marinas de la Universidad del Algarve y también integrante del Laboratorio de Paleobiología del Centro de Estudios Avanzados en Zonas Áridas (CEAZA), los corales escleractinios también conocidos como corales pétreos o corales duros, desempeñan varios roles ecológicos cruciales en los ecosistemas marinos. “Su principal característica es que producen un esqueleto duro de carbonato cálcico. En aguas tropicales, las especies coloniales han crecido durante millones de años dando lugar a extensos arrecifes, como la gran barrera de coral. Están formados por muchas especies de coral que ocupan el espacio con formas de crecimiento muy diferentes y que proporcionan hábitat y refugio para una inmensidad de organismos, constituyendo uno de los ecosistemas con mayor diversidad de especies del planeta. Además, proporcionan una serie de servicios ecosistémicos, como la alimentación ya que soportan especies de interés económico, o la protección costera al actuar como barreras naturales contra oleaje y tormentas”.
La Dra. Campoy detalla que en la investigación estudiaron la historia evolutiva de los corales duros en relación con la profundidad en la que viven. “Para eso, partimos de un árbol filogenético, que nos muestra cuáles son las relaciones de ancestro-descendencia entre las especies, y consideramos si los corales tienen o no zooxantelas (algas llamadas zooxantelas, que viven en los tejidos de los corales y realizan la fotosíntesis, alimentándose el coral de parte de los productos de esta) y si son coloniales o solitarios. Estas dos características están estrechamente relacionadas con la profundidad a la que viven los corales, ya que especies con zooxantelas están restringidas a aguas someras y con poca materia orgánica, mientras que la mayoría de las especies coloniales viven a menor profundidad y a grandes profundidades dominan las especies solitarias”.
“Utilizando modelos estadísticos, descubrimos que los primeros corales, solitarios y sin zooxantelas, se originaron hace más de 400 millones de años, en aguas profundas, a más de 200 metros de profundidad. Poco a poco, fueron colonizando otras profundidades, hasta que las primeras especies coloniales tuvieron la capacidad de colonizar rápidamente profundidades más someras, y la aparición de la simbiosis gatilló la colonización y éxito a poca profundidad. Por otro lado, la colonización de aguas más profundas y el origen de nuevas especies a estas profundidades ha sido un proceso mucho más lento”, plantea la científica que realizó su investigación en el marco de su tesis en en el Doctorado en Biología y Ecología Aplicada de la Universidad de La Serena y Universidad Católica del Norte, en la que fue su profesor tutor el Dr. Marcelo Rivadeneira.
El Dr. Marcelo Rivadeneira, investigador del Laboratorio de Paleobiología del Centro de Estudios Avanzados en Zonas Áridas (CEAZA) destaca el alcance y proyección de la investigación en materia de corales al expresar que “otros investigadores están secuenciando nuevas especies de corales para construir árboles filogenéticos que muestren estas relaciones para un mayor número de especies y con mayor evidencia. Además, hay otros rasgos de estas especies que ciertamente han tenido un papel en la distribución y abundancia de los corales que vemos hoy en día. Esto sin considerar el registro fósil o la influencia de eventos ambientales como cambios climáticos que han llevado a la extinción de especies o a propiciar que estas proliferen más en ciertas zonas o profundidades. Por otro lado, sería interesantísimo probar esta aproximación para otros grupos de especies, o para estudiar cómo las especies han evolucionado en el gradiente latitudinal o altitudinal”.
La investigación liderada por la Dra. Campoy contó con la participación de Marcelo Rivadeneira (UCN -CEAZA), Cristián Hernández (UdeC – UCSM), Andrew Meade (University of Reading) y Chris Venditti (University of Reading).
Corales en Chile
Los corales duros habitan en todos los océanos del mundo, desde la superficie del mar hasta más de 5.000 metros de profundidad. El Dr. Rivadeneira indica que “aunque mucha gente no lo sabe, en Chile existen corales duros y otros tipos de corales como las gorgonias. En Rapa Nui se pueden encontrar especies tropicales. Estas especies son capaces de vivir en aguas muy oligotróficas, es decir, con muy pocos nutrientes, muy claras y transparentes. Esto lo consiguen gracias a que han desarrollado una asociación con unas algas llamadas zooxantelas, que viven en sus tejidos y realizan la fotosíntesis, alimentándose el coral de parte de los productos de esta. Pero también existe otro grupo de corales duros, que forman parte de los conocidos como corales de agua fría. Estos se diferencian de los tropicales en que no poseen zooxantelas, por lo tanto necesitan aguas con materia orgánica de la que alimentarse. En Chile continental existen varias especies. Los fiordos, por ejemplo, constituyen lugares únicos para estos corales ya que por las características de estos, se encuentran especies con una alta abundancia a profundidades buceables (unos 15 m). En el resto de Chile también existen otras especies, si bien muchos registros vienen del descarte de la pesca, siendo que aún hay una gran cantidad de lugares inexplorados, con registros y especies desconocidas. En los últimos años, se están desarrollando proyectos científicos encaminados a describir esta fauna a mayores profundidades y la importancia de su conservación”.