Científicos de CEAZA y UCN avanzan en la creación de alimentos sustentables para peces basado en subproductos pesqueros de la Región de Coquimbo

Alimento sustentable creado en el marco del proyecto.

La iniciativa se suma a estudios anteriores del mismo equipo de investigación que busca dar valor a los subproductos del procesamiento de crustáceos y del ostión del Norte, mediante su transformación en harinas ricas en proteínas y lípidos, aptas para la alimentación de peces marinos.

En la Región de Coquimbo, un grupo de investigadores locales está transformando lo que antes terminaba en vertederos en una nueva oportunidad para la acuicultura. 

Se trata del proyecto IDeA I+D 2023 “Validación de harinas de subproductos de crustáceos y ostión del norte, como materia prima para el alimento de peces marinos, para promover la economía circular de descartes del sector acuícola pesquero” (ID23I10063), desarrollado por la Universidad Católica del Norte (UCN) y el Centro de Estudios Avanzados en Zonas Áridas (CEAZA).

Según explica Pedro Toledo, académico del Departamento de Acuicultura de la Facultad de Ciencias del Mar de la UCN y director del proyecto, el trabajo es resultado de una línea de investigación que se viene desarrollando desde hace años. 

“Empezamos valorizar nutricionalmente tejidos orgánicos desechados, que contienen abundante cantidad de proteínas y lípidos, las propuestas apuntan a  cómo eso se podía recuperar dichos nutrientes”, señala. 

Para Claudio Álvarez, académico del Departamento de Acuicultura de la UCN e investigador asociado de CEAZA, el objetivo central fue dar una alternativa sustentable al uso de estos “mal llamados desechos”. 

Dres. Pedro Toledo y Claudio Álvarez

Señala que “del ostión solo se come el músculo y la gónada; el resto termina en el vertedero. Sin embargo, esos subproductos contienen valiosos insumos que pueden ser aprovechados en alimentación animal”.

Uno de los principales desafíos, de acuerdo a Toledo, fue dimensionar cuánta biomasa real de estos subproductos existe, ya que la información disponible proviene principalmente de vertederos y no siempre refleja el total generado.

Al confirmar que se trataba de grandes volúmenes con alto valor nutricional, el equipo avanzó en su incorporación en dietas para peces marinos que se están intentando cultivar en el norte de Chile. 

A partir de experiencias previas, el equipo de investigación había logrado generar los primeros pilotos de alimentos para corvinas, en este proyecto se avanzó en poder generar alimentos balanceados para la especie Seriola lalandi, conocida popularmente en el norte de Chile como “palometa”.

“Los resultados son buenísimos”, afirma Toledo, destacando además el impacto del trabajo colaborativo entre estudiantes, técnicos, investigadores y académicos, así como la adquisición de equipamiento que permitió ampliar las capacidades del proyecto. Parte de los productos desarrollados, adelanta, serán protegidos y podrían proyectarse a nuevas etapas de aplicación.

Desde el punto de vista ambiental y social, el académico subraya que el beneficio va más allá de lo económico. “Estamos dejando de botar basura y la vamos a recuperar. Eso significa menos contaminación y mejor calidad de vida para la población”, explica. 

Costo para las empresas

Muestra de los alimentos sustentables

Hoy, estos residuos no tienen valor comercial y, de hecho, representan un costo para las empresas que deben pagar por su disposición final. “Ese valor se lo estamos entregando ahora con los resultados que obtuvimos de los nutrientes que contienen”, añade.

El proyecto se articuló además con los esfuerzos de diversificación acuícola que se desarrollan en el norte del país, particularmente con el cultivo de especies como Seriola lalandi. “Buscamos que estos desechos se conviertan en un ingrediente y luego en un alimento tipo pellet para alimentar peces”, explica Álvarez.

La iniciativa, agrega, “es un ejemplo concreto de colaboración público-privada. Empresas como Distrimar, la agrupación de industriales pesqueros y Acuinor aportaron subproductos y apoyo tecnológico para el cultivo de la especie utilizada en las pruebas. A esto se sumó el interés de Salmones Antártica, que busca alternativas a la harina de pescado utilizada en la industria salmonera”.

Desde CEAZA, su director ejecutivo, Carlos Olavarría, destaca que el proyecto refuerza la cooperación sostenida con la Universidad Católica del Norte en el desarrollo de nuevas tecnologías. “Está abordando una problemática que tenemos a nivel regional y país, asociada a subproductos que no se utilizan ni en pesquería ni en agricultura”, señala. En su opinión, la iniciativa abre la posibilidad de aprovechar residuos de crustáceos y moluscos para seguir desarrollando la pesquería de especies nativas del norte de Chile.

Una mirada similar comparte la Seremi de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación de la Región de Coquimbo, Marcela Hernández, quien subraya que el proyecto permite avanzar en reutilización y economía circular. “Es algo importantísimo para nuestra sociedad y para nuestro ministerio. De esta manera podemos seguir colaborando en mejorar la calidad de vida de nuestras comunidades y ser más eficientes en la gestión de residuos”, afirma.