Por segundo año consecutivo se efectuó el taller de especialización en temas de microbiología aplicada para estudiantes, profesionales del área o vinculados a ella. El evento fue organizado por el laboratorio de la misma especialidad, del centro científico CEAZA, y contó con la presentación de investigadores de diferentes nacionalidades, con gran experiencia en el área.
La actividad se realizó en el marco del proyecto FIC “Desarrollo de tecnologías orgánicas a base de microorganismos nativos para potenciar el sector hortícola en zonas áridas de Chile”, financiado por el Gobierno Regional de Coquimbo y que se desarrolla en colaboración con la Universidad Politécnica de Pénjamo, México. Este año 2014 la instancia de perfeccionamiento se centró en la interacción planta-microorganismos, específicamente en biocontrol (de plagas que afectan a la agricultura, por ejemplo) y otros temas de ciencia básica. Al igual que el año pasado se abordaron aspectos del uso y aplicación de microorganismos, en el contexto de una agricultura sustentable y adaptada a las condiciones regionales, área que fue el foco central del taller efectuado en 2013.
Formación de capital humano avanzado
Según la Dra. Alexandra Stoll, organizadora del encuentro y líder del laboratorio de microbiología aplicada del CEAZA, en lo teórico la instancia aportó a los profesionales conocimientos sobre microorganismos, su ecología, comunicación entre sí y con las plantas, así como usos potenciales y reales.
“Estos estudios se basaron en una multitud de técnicas, desde la microbiología tradicional hasta biología molecular de última generación. De esta manera, demostramos que preguntas se están resolviendo, con cuáles técnicas, incluyendo también limitantes”.
El área práctica del taller se concentró en la familiarización de métodos de obtención y caracterización de microorganismos.
“Las técnicas muchas veces son complementarias o esenciales para el desarrollo de tesis o trabajos de investigación. Y, a pesar de los distintos niveles de preparación, todos se fueron con conocimientos nuevos o al menos tips para mejor dominio de las técnicas”, señala la científico.
Stoll añade que este trabajo colabora a la formación de capital humano avanzado en la región y en el país. Por otro lado, ayuda en la creación de redes científicas que permiten el cumplimiento de las metas del proyecto FIC de una manera más integral.
“La realización del taller nos permite darnos a conocer en otras universidades del país, lo cual atrae estudiantes de pre-y postgrado para sus trabajos de tesis en el CEAZA”.
Mauricio Núñez, magíster en Ciencias biológicas de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso e integrante del laboratorio de microbiología de suelo de esa misma casa de estudios, asegura que aprendió bastante acerca de la utilidad y traspaso de información entre la ciencia básica y la ciencia aplicada.
“Nos demostraron cómo podemos usar bacterias para mejorar diferentes tipos de procesos agrícolas, también biocontrol de plagas de plantas. Yo espero poder traspasar estos conocimientos en mi región a cultivos que se practican allá”.
Por su parte, Génesis Parada, tesista de biotecnología de la Universidad Mayor, quien estudia microorganismos rizosféricos asociados a plantas antárticas, considera que el curso le ha aportado a su trabajo, especialmente en el enfoque biotecnológico.
“Acá me han mostrado que organismos son benéficos para las plantas y en mi estudio estoy específicamente identificando bacterias, hongos y entre otros. Ahora en mi investigación puedo reconocer cuáles son biocontroladoras o cuáles resisten condiciones como el frío”, afirma.
Interacciones y proyección
Uno de los valores agregados que representa este tipo de encuentro científico es la generación de lazos con otros investigadores. En este sentido, la Dra. Stoll destaca que se ha logrado acercamiento con otras instituciones en materia de biología molecular, que cuentan con instalaciones, equipamiento y conocimiento.
“Estos nuevos lazos nos permitirán complementar nuestros datos de observación y cuantificación sobre los procesos que estudiamos. Por el momento, se plantearon ensayos preliminares, cuyo fin es de obtener material para postulación a proyectos en común”.
Por su parte, el Dr. Jaime Bravo, Profesor Investigador de la Universidad Politécnica de Penjamo y co investigador central de la iniciativa, postula que es fundamental este tipo de actividades pues valoriza la biodiversidad, permite su uso de manera sustentable y aminora problemáticas puntuales de la industria agroalimentaria, que prevalece en las zonas áridas de los países latinoamericanos.
“Debemos contribuir con nuestro conocimiento para fortalecer actividades productivas, siempre en sintonía con el medio ambiente y creo que este taller, en conjunto con los colegas e iniciativas en alianza, representa un evento interesante tanto para la ciencia básica como para aplicaciones de la misma”.
Se espera que el 2015 se repita la especialización y proyectarla a mediano plazo. Con esto el CEAZA busca crear una instancia de educación especializada para los estudiantes.
“Para nuestro grupo prevalece la vinculación con grupos nacionales e internacionales del área y la atracción de estudiantes, ya que en La Serena la estructura de carreras de pre-y postgrado actualmente no considera mucho esta área de la ciencia”, agrega Stoll.
Apoyaron la realización del taller la Universidad Politécnica de Pénjamo (México), Universidad de La Serena, Universidad Nacional de La Plata (Argentina), Universidad de Chile, Justus-Liebig Universitat Giessen (Alemania), Centro de Investigación y de Estudios Avanzados del Instituto Politécnico Nacional – Unidad Irapuato (CINVESTAV, México), Universidad de la Frontera (Temuco), Instituto de Investigaciones Biológicas Clemente Estable (Uruguay) y el Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA).
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