Durante el café científico en Vicuña, la investigadora Ana Sandoval, fue la encargada de explicar a la comunidad acerca del trabajo desarrollado, por años, en el Banco Base de Semillas del INIA. En la ocasión, la especialista abordó la importancia de las semillas y los procedimientos utilizados para resguardar esta riqueza genética de Chile.
La investigadora en fisiología de semillas comentó que en la actualidad existen alimentos procesados y no procesados que provienen de las plantas y productos como el papel, la tela, los medicamentos, las madera, entre otros, que se originan a partir de ellas. También entregan servicios gratuitos a los seres vivos, como por ejemplo el aire, agua (que es purificada), clima (en la formación de nubes), paisaje (belleza), sombra y suelo (que lo enriquecen). “No hay duda de la importancia de las plantas”, asegura la experta.
Indicó que en Chile hay cerca 5.000 especies de flora diferentes, de las cuales 1.200 aproximadamente están almacenadas en el banco de semillas. Dijo además que “unas 500 especies tienen algún uso (para medicamentos, forraje, ceremonias, productos, etc.). Sin embargo, aun hay muchas especies de las que se desconocen sus utilidades”, señala.
Según lo planteado por Sandoval, las semillas están constituidas por un embrión, que en simples palabras, es una planta que cuenta con una reserva de alimento y una cubierta. Las hay en diferentes formas, tamaños y tipos. Otra de sus particularidades es que pueden viajar “de hecho este es el único momento o etapa en que pueden desplazarse”, sostiene.
Señala también que las semillas son más resistentes que, incluso, las propias plantas, por ejemplo al clima. “Son capaces de soportar condiciones más adversas que las propias plantas. Esta es una de las propiedades que nosotros en el Banco de Semillas utilizamos para conservarlas bajo condiciones especiales”, precisa.
Proceso de conservación
La científica explicó que el Banco de Semillas de INIA nació en la década de los noventa con el objetivo de conservar semillas de variedades agrícolas, particularmente a nivel nacional. Posteriormente se incorporó a la colección de especies algunas variedades silvestres con características especiales. Finalmente se incluyó a la reserva aquellas especies de la flora natural. “Inicialmente sólo se colectaban aquellas en peligro de extinción, pero luego se incluyó todo”, asegura.
Para la efectiva conservación de semillas de flora chilena, el Banco de Semillas sigue un estricto protocolo de procedimientos con estándares internacionales, para resguardar y almacenar exitosamente el material genético que contienen las semillas.
Entre los pasos primordiales que contempla el trabajo están (1) la colección de semillas de buena calidad fisiológica y genética (para resguardad la variedad en este ámbito); (2) el procesamiento, que consiste en la limpieza de las semillas; (3) la conservación, que incluye un secado de semillas con el objetivo de reducir los niveles de humedad, para luego congelarlas, identificarlas y etiquetarlas; (4) la germinación, que asegura que las semillas realmente sirvan, es decir, que broten cuando se le requiera. Esto además permite ganar experiencia en este tema, para lograr saber cómo germinar las diversas especies que están recolectadas; y por último, (5) la difusión, que consiste en transmitir y explicar el trabajo realizado en la institución a través de charlas y visitas al Banco de Semillas.
Sandoval explica que “cuando se trabaja en conservación uno no hace selección, no se juzga. Se realiza un muestreo sistemático. Además, el protocolo de conservación considera formas para no detener o interferir en el ciclo natural de crecimiento de las plantas. En este contexto, sólo podemos recolectar hasta un 20%”.
Aclara además que sólo el 80% de las especies se pueden conservar, el resto no. Por ejemplo el lucumillo o el lúcumo silvestre se caracterizan por tener un tipo de semilla denominada “recalcitrante”, es decir, que no tiene la capacidad de soportar la desecación (son parte del remanente de flora tropical). “En estos casos, lo que se intenta hacer es una recolección viva de especies de diversos lugares que son identificados totalmente”, precisa.
También se refirió a una de las formas de resguardo que tiene el Banco para asegurar la colección de especies, esta consiste en el traslado de semillas a un duplicado de almacenamiento en otro lugar, en este caso, existe uno en Inglaterra. “No se puede conservar todo en un mismo lugar, ya que en caso de catástrofe la idea es que el material recopilado no se pierda”, afirma.
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