Terreno_6Un importante papel ha tenido el cambio climático pasado en la comprensión de los actuales patrones de distribución de especies vegetales en el desierto. Así al menos lo pudieron comprobar los investigadores a cargo del estudio realizado en Quebrada La Higuera, Región de Arica y Parinacota,  ubicada en la precordillera occidental del norte de Chile.

La publicación encabezada por la actual candidata a doctorado de la Pontificia Universidad Católica de Chile, María Isabel Mujica, se elaboró como parte de su tesis de grado y contó con la participación de los investigadores Claudio Latorre de la Pontificia Universidad Católica de Chile y el Instituto de Ecología y Biodiversidad (IEB), Antonio Maldonado y Leticia González-Silvestre de Centro Científico CEAZA, Raquel Pinto de la Universidad Arturo Prat, Ricardo de Pol-Holz de la Universidad de Concepción y Calogero Santoro de la Universidad de Tarapacá.

Para el estudio se trabajó con 22 madrigueras de roedores colectadas entre los 3.100 y los 3.500 metros sobre el nivel del mar, que luego fueron analizadas para identificar los macro restos fósiles como semillas, hojas, entre otros, así como micro restos fósiles como el polen. Asimismo, la publicación incluyó análisis de restos fecales de las madrigueras más actuales, para conocer cómo estos se relacionan con el pasado ecológico y el cambio climático.

Mediante el fechado por radiocarbono se obtuvo tres grupos de edades: El primero quedó con sólo tres madrigueras, cuyas edades radiocarbónicas se ubicaban entre los 37.000 y más de 49.000 años antes del presente (considerando a 1950 como el año 0 o “presente” para la datación). El segundo grupo, con cuatro madrigueras, bordeó los 11.000 y los 14.000 años antes del presente. Por último, el tercer grupo, con 15 madrigueras, fue fechado entre los 610 y 0 años antes del presente.

Según lo indicado en la publicación científica, en las madrigueras de los tres grupos fueron encontradas, a través de macro restos fósiles y polen, especies de plantas que actualmente se encuentran a una mayor altitud, también catalogadas en el trabajo como especies “extralocales”.

Indicadores  de cambio de clima

Quebrada La Higuera, Región de Arica y Parinacota.
Ubicación en Google Maps: Quebrada La Higuera, Región de Arica y Parinacota.

El Dr. Antonio Maldonado explica que cuando se habla de ‘locales’ se refiere a especies o taxa que se encuentran en el sitio donde se está muestreando. “En la Quebrada La Higuera a los 3080 m s. n. m., ciertos taxa son locales y los llamados ‘extralocales’, son los que pudiendo estar en la misma latitud, se ubican a diferentes alturas, las que pueden llegar a  mil  metros más arriba”.

La relevancia de esta observación es que si se encuentran esas especies en las madrigueras antiguas (a menor altitud de acuerdo a este estudio), significa que hay un cambio en relación a las condiciones actuales. “Aquí se está diciendo que si se encuentran taxa que actualmente no están en ese lugar, significa que se movieron, descendieron o ascendieron según la variación que haya habido en el entorno”, señala el experto.

Maldonado aclara que cuando se ve el patrón del clima, lo que se sabe es que en un determinado punto hay una cierta cantidad de precipitaciones (o promedio anual) y que si se sube por la misma latitud hay más precipitaciones.

“Si uno se ubica en un punto determinado y se hallan macro restos fósiles de una determinada planta en particular y se sabe actualmente que esa especie no se encuentra en ese lugar, pasa a  ser ‘extralocal’. Si esa misma especie hoy se encuentra a mayor altitud, donde recibe un monto de precipitación mayor que el punto anterior, entonces se puede inferir que antiguamente había más precipitaciones a esa altura y posiblemente pudo ser algo equivalente a las condiciones actuales a mayor altura”, afirma el experto en análisis de polen”, afirma el experto en análisis de polen.

Un segundo indicador o análisis independiente que se incluyó en la misma investigación, tiene que ver con la medición de los restos fecales de una especie en particular (ratón Chinchilla, Abrocoma cinerea) en las madrigueras del grupo más joven. En este contexto, se determinó que el tamaño de las fecas aumenta cuando tiene un sistema más productivo (con más lluvias en el norte grande). Entonces, en este caso, se utilizó como un indicador de mayor precipitación que vendría a reforzar lo postulado por los otros indicadores.

Importancia de la investigación

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Búsqueda de madrigueras de roedores en aleros rocosos.

Para el investigador CEAZA, Antonio Maldonado, el valor de efectuar este tipo de registros está en que permite por ejemplo entender la dinámica de población humana (tanto histórica como arqueológica). “Se puede conocer cómo cambió el clima en el pasado, también entender la dinámica ecológica, conocer cuáles han sido las oscilaciones climáticas o tendencias naturales y compararlas con las tendencias  inducidas por el hombre”, asegura.

También, a través de este tipo de investigaciones, se puede determinar si el clima es un factor importante por ejemplo en la distribución actual y/o pasada de la vegetación. Asimismo, se puede definir si parte de la vegetación está en condición de ‘refugio’ (área donde las condiciones ambientales y/o vegetación se han mantenido relativamente constantes -sin cambios- en el tiempo, mientras que el entorno ha cambiado drásticamente, permitiendo el resguardo de especies que requieren de condiciones particulares de hábitat).

En este caso en particular, además de las inferencias relacionadas con la variabilidad climática y su relación con la distribución de vegetación, se pudo añadir un nuevo punto de muestreo al mapa, ya que anterior a este estudio, sólo existían algunas pocas efectuadas más al norte de Chile y luego existían otras mucho más al sur, a la altura del Salar del Huasco. “Con estas muestras es posible ir entendiendo, con una mirada un poco más amplia en términos geográficos, los cambios climáticos del pasado y su influencia”, señala Maldonado.

Estudio en madrigueras

La vegetación del pasado se ha podido estudiar gracias a la condición de aridez característica del norte del país. Su reducida humedad favorece la cristalización de la orina de los roedores dando forma a las denominadas madrigueras donde se adhiere y conserva material de origen vegetal (como granos de polen y pequeños restos de plantas), que permite reconstruir la vegetación del entorno próximo a ellas. Estos depósitos pueden permanecer prácticamente intactos por miles de años gracias a la protección de las escasas lluvias que ofrecen los aleros rocosos donde habitan algunos roedores del Altiplano.

En este contexto, los resultados obtenidos en la investigación realizada a depósitos de roedores, permiten concluir que la vegetación actual es tan sensible a los cambios de la intensidad y distribución espacial de la precipitación, que sus variaciones durante el pasado se expresan en un cambio en relación a su actual distribución.

 

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