Día Mundial del Agua 2018: Nuevas formas de ver el agua

Con los problemas de desertificación de la Región de Coquimbo y las consecuencias que estaría generando el cambio global en la zona, en términos de disminución de precipitaciones, la preocupación por la falta de recurso hídrico se ha alzado como una bandera de lucha de los tomadores de decisión tanto públicos como privados y que está cambiando la perspectiva de nuestra comunidad regional en relación al uso del agua.

En la práctica esto se ha traducido en la búsqueda constante de mayor eficiencia y de encontrar nuevas fuentes, junto con integrar todos los elementos que dependen del agua para la subsistencia, ya sea seres humanos, medio ambiente, etc. Todo esto se ha enmarcado en lo que la ONU ha definido como Gestión Integrada de Recursos Hídricos (GIRH) y que ha tratado de impulsar a escala global.

En este contexto, a nivel nacional se han establecido mecanismos de gobernanza como una comisión presidencial que trabaja en una agenda para la sostenibilidad del recurso. En ella discuten actores relacionados con las políticas públicas, el sector privado, la academia, entre otros.

Al respecto en nuestra zona, también hemos avanzado y establecido mecanismos de gobernanza, lo que ha significado discusión, toma de decisión, interacción entre los numerosos actores del agua en la zona, es decir, juntas de vigilancia, sectores, productivos, universidades y centros de investigación, como el nuestro, CAZALAC el INIA. De esta manera, hemos dialogado, problematizado, encontrado soluciones a dificultades, en torno al manejo del agua.

De forma complementaria, se han concretado importantes esfuerzos por mantener de manera constante la monitorización del ambiente, específicamente con los recursos hidrometeorológicos. En este caso, tenemos el trabajo de la red científica de monitoreo atmosférico CEAZA Met, los esfuerzos de medición que realiza la Dirección General de Aguas, junto a proyectos de las instituciones de educación como la Universidad de La Serena y la Universidad Católica del Norte en temas del ciclo hidrológico. Todos estas labores se conectan con la necesidad de entender la dinámica de los recursos, conocer su cantidad y la demanda, aspectos que aún no se terminan de conocer del todo.

Con esta información, acumulada en el mediano y largo plazo para constituir datos relevantes tanto para la ciencia como para la toma decisión, podemos conocer o acercarnos a los balances hídricos, lo que, por otro lado, nos permite reconocer dónde están los déficits en determinados sectores. En esta fase del desarrollo de la GIRH, es donde la tecnología comienza a jugar un rol importante para suplir o ayudar a disminuir el déficit.

Acá es donde juegan un papel relevante la actualización con nuevas herramientas de eficiencia hídrica que provocan un cambio cultural, especialmente en algunos sectores industriales, los mayores consumidores, que han decidido, por ejemplo, aplicar riego por goteo o recircular el agua en sus procesos para reducir costos y, a su vez, disminuir el impacto en el medio ambiente. Por otro lado, procedimientos como la desalinización de agua han tenido una mayor penetración para el abastecimiento de la población. En ese sentido, la administración pública, en la Región de Coquimbo, hasta ahora ha realizado inversiones en estos sistemas al menos en dos caletas (El Sauce y Sierra de Ovalle).

Por otro lado, aún falta integrar al sistema recursos como las aguas provenientes de neblinas, que han demostrado que a menor escala pueden proveer a pequeñas comunidades o pueden servir para la elaboración de productos no tradicionales (como ya se hace con una marca de cerveza). También está el rescate de las aguas grises, que ya tienen proyecto de ley, y las servidas, que culturalmente pueden ser todo un desafío para cualquier comunidad, si se piensa en agua para la bebida. Según explicó hace algunos años el consultor chileno/israelí Claudio Kohn en visita a la zona, no necesariamente estas aguas tiene que ser para la bebida, inclusive si tecnológicamente es posible lograr ese grado de asepsia, ese recurso podría limpiarse a un nivel necesario para, por ejemplo, regar céspedes y árboles ornamentales en plazas, calles o casas. Otro aspecto importante de relevar, en relación a este tema, es que inclusive las aguas de desalinización podrían pasar por este proceso de reutilización de aguas.

Como CEAZA consideramos de gran relevancia los esfuerzos públicos y privados por generar, conectar y estructurar los proyectos que apoyan el conocimiento, monitorización, organización, planificación en una estratégica de largo plazo. Somos parte de ese trabajo y esperamos que continúen por el bien de toda la comunidad que necesita del vital elemento.

Asimismo, este trabajo requiere de esfuerzos más potentes en educación, a todo nivel de edad; mayor inversión en generación de conocimiento y tecnología que permita ver y prever el desenvolvimiento de las vicisitudes hídricas en la zona con mayor certeza y los aspectos anexos que las generan. Hemos avanzado mucho, pero también queda mucho para adaptarnos a las nuevas circunstancias hídricas de la Región de Coquimbo.

Centro de Estudios Avanzados en Zonas Áridas
CEAZA